Un preso aceptó ayer tres años de reclusión por agredir a tres funcionarios de la cárcel de Palma al grito de "Alá es grande". El acusado, un marroquí de 34 años con un largo historial violento tanto en la calle como entre rejas, reconoció durante el juicio que atacó a los vigilantes tras provocar un incidente y desobedecer sus indicaciones. Les propinó patadas y puñetazos, causándoles diversas lesiones hasta que pudieron reducirlo. El hombre se declaró autor de delitos de atentado y lesiones y se conformó con la pena. Es su quinta condena por agresiones a policías, vigilantes y funcionarios: en Madrid hirió a un agente al lanzarle una bombona de butano y en las cárceles de Palencia y Algeciras atacó a mordiscos y golpes a dos trabajadores.

En su periplo por los centros penitenciarios de España, Rachid D. recaló en Palma. El 3 de abril de 2016, a primera hora de la mañana, provocó un altercado cuando los funcionarios llevaban a cabo un recuento. El recluso desobedeció sus órdenes y se protegió las manos con unas camisetas, utilizándolas como guantes de boxeo. Se subió entonces a la cama de su celda y retó a los funcionarios: "¡Venid a por mí si tenéis huevos, perras!". Tres empleados recibieron una lluvia de patadas y puñetazos cuando se abalanzaron sobre él para inmovilizarlo. "¡Alá es grande y se hará justicia! Esto no va a quedar así, ya nos veremos cuando salga!", les gritó.

Las víctimas lograron reducir al preso pero salieron malparados. Uno de ellos estuvo 25 días de baja al sufrir una artritis en la mano por uno de los golpes recibidos. Los otros padecieron contracturas en el hombro y el pecho, dolor en la muñeca y erosión en la rodilla.

La fiscalía reclamó seis años y dos meses de prisión para el interno por delitos de atentado y lesiones. Sin embargo, el ministerio público rebajó ayer su petición tras alcanzar un acuerdo con la defensa del acusado. El hombre declaró en el juicio por videoconferencia desde un penal de la provincia de León, donde esta recluido. Admitió los hechos y se conformó con una pena de dos años y 11 meses de cárcel. Además, deberá indemnizar con 2.000 euros al funcionario que sufrió las lesiones más graves y con 280 a cada uno de los otros dos.

Con esta, son ya al menos cinco las condenas a Rachid D. por agresiones a policías, vigilantes y funcionarios de prisiones, entre otros delitos por los que acumula más de 13 años de cárcel. La primera sentencia firme contra él es del año 2002, cuando se le impusieron cuatro años y medio de cárcel por atentado y robo con violencia. Cumplió la pena a mediados de 2006 y apenas tardó un año en volver a las andadas.

En julio de 2007, robó varias prendas de ropa de una tienda del centro de Madrid. Un vigilante y una patrulla de la Policía Local fueron tras él. Durante la huida, propinó un puñetazo a un ciudadano que intentó interceptarlo y acabó entrando en un edificio. Mientras subía las escaleras, lanzó a los agentes todo tipo de objetos, entre ellos una bombona de butano que alcanzó en la tibia a uno de los policías. Acabó siendo detenido cuando trataba de lanzarse por una ventana para proseguir la fuga y fue condenado a dos años y medio de prisión por delitos de atentado y lesiones.

En marzo de 2009, cuando cumplía condena en la cárcel de La Moraleja de Dueñas (Palencia) atacó a un funcionario. Rachid D. se negó a salir de su celda cuando se lo indicaron y acabó propinando un mordisco en el dedo índice de la mano derecha a uno de los trabajadores. Un juzgado de lo penal de Palencia le impuso 14 meses de prisión por estos hechos.

El hombre fue trasladado a una cárcel de Algeciras (Cádiz), donde volvió a agredir a un funcionario, hechos por los que se le impusieron en 2012 otros dos años y dos meses de prisión.

El abultado historial violento de este recluso, considerado peligroso, ha llevado a las autoridades penitenciarias a trasladarlo numerosas veces de centro penitenciario por sus continuos enfrentamientos con los funcionarios. Además, acumula varias sanciones reglamentarias por sus agresiones y actos de indisciplina.