Una banda de narcos aceptó ayer en la Audiencia de Palma penas que suman 23 años y cuatro meses de cárcel, además de multas millonarias, por traficar con cocaína y hachís en la isla en 2015 y 2016. Los nueve acusados, cinco hombres y cuatro mujeres, todos ellos de origen marroquí, se declararon autores de un delito contra la salud pública ante el tribunal de la sección segunda. Uno de ellos, además, se conformó con otra multa de ocho meses con una cuota diaria de ocho euros por un delito de resistencia, ya que cuando fue detenido por la Guardia Civil, se enfrentó a los agentes y causó heridas a dos de ellos, a quienes tendrá que indemnizar con 700 euros.

La red de narcos, con conexiones en Palma, Inca, PalmaIncaManacor, se dedicaba a la venta de cocaína, marihuana y hachís desde al menos el mes de marzo de 2015 hasta principios de 2016. Uno de los principales sospechosos, afincado en Inca, mantenía contactos frecuentes con un proveedor de droga en Tarragona, quien le abastecía de hachís. Una vez los estupefacientes llegaban a la isla, él se encargaba de distribuirlos con la estrecha colaboración de otro acusado, su hombre de confianza, y de su mujer y su cuñada.

Entre los alijos más importantes atribuidos a este grupo se encuentran los casi 200 kilos de hachís que logró intervenir el Equipo de Delincuencia Organizada Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil. El pasado 2 de febrero de 2015, llegó a la isla por vía marítima un camión de un encausado. El vehículo, procedente de Tarragona, ocultaba seis fardos de droga. Cuatro de ellos contenían 300 tabletas, otro 299 y el último 297 y dos paquetes con 178,4 kilos de hachís. La droga estaba valorada en más de un millón de euros.

El alijo fue entregado a uno de los principales sospechosos que esperaba a bordo de su coche, un Seat Ibiza, en el polígono Son Morro de Palma. Le acompañaba otra acusada, que iba en otro vehículo, un Volkswagen Golf. Cuando el hombre se hizo con la droga, se percató de que le estaban siguiendo y realizó varias maniobras de distracción con su automóvil. Al final, decidió deshacerse del alijo en un descampado próximo a la localidad de Manacor y huyó del lugar.

Posteriormente, envió a un colaborador para que recuperara los fardos de hachís, pero estos ya habían sido intervenidos por los agentes del EDOA.

Los principales encausados, tres de ellos en prisión, se conformaron ayer con penas de tres años y cuatro meses de cárcel y una multa de más de dos millones de euros. Sus entonces parejas y colaboradoras aceptaron condenas de dos años y un año y medio de prisión. Dos de ellas también estuvieron de acuerdo con la imposición de multas de más de un millón y más de dos millones de euros.

Uno de los sospechosos se proveía de cocaína gracias a otro acusado, que también vendía la droga por su cuenta, asistido por su pareja. El primer encausado, a su vez, abastecía a otro narco, que distribuía los estupefacientes por Manacor y surtía también a una pareja que actuaba en las inmediaciones de su domicilio en Porto Cristo.

Cuando la Guardia Civil registró el domicilio del principal acusado en Inca, se incautaron de numerosos teléfonos móviles, 7.700 euros en metálico escondidos en la campana extractora de la cocina y otros 4.555 euros que llevaba su mujer.

Al allanar otra vivienda de otro sospechoso en Palma, los agentes aprehendieron más de medio kilo de cocaína de gran pureza y un calcetín que contenía 770 euros oculto en el brazo del sofá.

Los agentes tuvieron que emplearse a fondo para arrestar a uno de los implicados, que residía en Felanitx, quien forcejeó con ellos y causó una contractura muscular a un guardia y arrancó una uña de la mano a otro.