El incendio declarado el miércoles por la noche en el Coll de Síller, entre Pollença y el Port, quedó ayer sofocado tras arrasar unas 80 hectáreas de monte, poblado sobre todo de carrizo. Los esfuerzos de los equipos de extinción resultaron decisivos para que las llamas no alcanzaran las viviendas de la urbanización es Vilà, pese a las adversas condiciones climatológicas provocadas por la borrasca Bruno, con vientos de hasta 60 kilómetros por hora que empujaban el frente del fuego. Se trata del incendio forestal más extenso registrado a lo largo de todo el año.

Fuentes del Institut Balear de la Natura (Ibanat) informaron de que el fuego se dio por extinguido oficialmente a las seis de la tarde de ayer, 21 horas después de su inicio. El cambio de la orientación del viento, que dirigió las llamas hacia Cala Sant Vicenç, y su debilitamiento propiciaron que el fuego pudiera ser controlado a mediodía. Un contingente de cincuenta personas, con las brigadas del Ibanat, Bombers de Mallorca, agentes de la Policía Local de Pollença y la Guardia Civil, voluntarios de Protección Civil y un helicóptero, participaron en las tareas de extinción.

El fuego comenzó aproximadamente a las nueve de la noche del miércoles, según los primeros indicios a causa de una explosión de un transformador. En ese momento Mallorca se encontraba todavía bajo los efectos de la borrasca Bruno, que se dejó notar sobre todo por las fuertes rachas de viento, que en la zona alcanzaron los 60 kilómetros por hora. Esta circunstancia provocó que las llamas se extendieran con gran rapidez. Apenas media hora después era visible en la noche, desde muchos puntos del Port de Pollença una gran lengua de fuego que avanzaba con celeridad por la Serra de la Punta en dirección hacia la urbanización de es Vilà.

Sesenta desalojados

Fue entonces cuando se vivieron los peores momentos. Los técnicos de la Direcció General de Emergències decretaron el nivel 1 de riesgo, ya que las llamas amenazaban seriamente las casas de la zona.

Policías y guardias Civiles procedieron a desalojar las viviendas más expuestas, mientras que fueron muchos los vecinos que abandonaron sus casas por iniciativa propia. Unas sesenta familias se fueron finalmente de la zona ante la proximidad del fuego.

La Guardia Civil y la Policía Local cortaron al tráfico la carretera Ma-2200, entre Pollença y el Port, y la Ma-2210, que va del Port de Pollença a Formentor. Fuentes de la Benemérita explicaron que estos cortes se hicieron sobre todo para facilitar el acceso de los vehículos de extinción. Las dos vías fueron reabiertas sobre la una de la madugada.

Mientras tanto, el Ibanat había puesto en marcha un operativo de extinción en el que participaban unas veinte personas, con tanquetas y autobombas, a los que se sumaron Bombers de Mallorca y técnicos de la Direcció General d'Emergències, que trabajaban para evitar que las llamas alcanzaran la urbanización.

Esta movilización permitió frenar el avance del fuego, y la mayoría de los vecinos pudo regresar a sus domicilios a partir de las doce y media de la noche.

Los trabajos de extincion continuaron a ritmo frenético durante toda la noche, complicados por el fuerte viento y la orografía, con pronunciadas pendientes.

A las siete y media de la mañana se produjo el relevo de los equipos de extinción y a las ocho y media se incorporó un helicóptero, lo que unido a la mejoría de las condiciones meteorológicas permitió que el fuego se diera por controlado al mediodía. Los trabajos siguieron hasta la extinción del fuego a las seis de la tarde.

La superficie afectada por el fuego, según el Ibanat, sería de unas 80 hectáreas aproximadamente, la mayor parte poblada de carrizo, con algunas zonas de pinar.