La Audiencia de Palma ha condenado a seis años de prisión y una multa de más de 280.000 euros a un guardia civil retirado, que había estado destinado en La Jonquera (Girona), por manipular y suministrar un alijo de un kilo de heroína al poderoso clan de Son Banya de 'El Forrito' a mediados de 2011.

El tribunal de la sección primera considera al exagente, de 51 años y que pasó a la reserva en 2004, autor responsable de un delito contra la salud pública y aprecia el subtipo agravado de notoria importancia. La sala tiene en cuenta la cantidad de droga aprehendida, más de un kilo de heroína de una pureza del 39 por ciento, así como que el acusado "tenía cumplido conocimiento" de la cantidad de sustancia que incorporaba al tráfico ilícito, "en la medida en la que fue él mismo quien manipuló" la droga intervenida.

La sentencia de la Audiencia, que aún no es firme, también ha apreciado la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas debido al tiempo transcurrido de seis años desde que se hallaron las huellas del sospechoso en el alijo, en 2011, hasta su identificación, en 2014, y posterior enjuiciamiento, en 2017.

Las huellas le delataron

Precisamente, fueron sus huellas descubiertas en los envoltorios que cubrían la heroína la principal prueba de cargo para condenar al guardia civil retirado y que demostraron que el acusado tuvo que manipular la droga instantes previos a su introducción en una bolsa termosellada.

Según se declara probado, el exagente fue uno de los suministradores del alijo al clan de 'El Forrito' de Son Banya. Los miembros de este grupo ya fueron condenados por narcotráfico a elevadas penas, que luego fueron confirmadas por el Tribunal Supremo. El cabecilla de la banda, 'El Forrito', fue sentenciado a diez años y medio de prisión por tráfico de drogas e integración en grupo criminal.

La organización de narcos desmantelada en el marco de la operación 'Benhazir' de la Guardia Civil se dedicaba a la venta y distribución de heroína y cannabis sativa entre terceras personas durante los meses de mayo a septiembre y hasta el 5 de octubre de 2011. Sus miembros constituían un grupo estructurado y organizado que actuaba en el poblado de Son Banya. Tenían relación con proveedores radicados en Barcelona, quienes gestionaban la introducción de la droga en Mallorca procedente de la capital catalana.

Así, a mediados de mayo de 2011, 'El Forrito' y uno de sus colaboradores viajaron a Barcelona para negociar la introducción en la isla de una importante partida de heroína. Este alijo les fue suministrado en la ciudad condal por terceras personas, entre ellas el guardia civil retirado.

El 'correo' que realizó el transporte de la droga a Mallorca, que también fue condenado, tomó un ferry desde Barcelona con destino a Palma el pasado 17 de mayo de 2011 por la noche. Llevaba el alijo oculto en el depósito de combustible de un coche, modelo Renault Clio. A su llegada al puerto de Palma, sobre las seis de la mañana del día siguiente, 18 de mayo, el sospechoso fue detenido por la Guardia Civil, que le intervino un kilo de heroína valorada en el mercado ilícito en más de 140.000 euros. La sustancia estupefaciente incautada iba a ser destinada a su venta en el poblado de Son Banya.

Identifican al sospechoso

Cuando los agentes analizaron el paquete de droga, detectaron cuatro huellas anónimas en los envoltorios interiores. En 2014 se logró averiguar de quién eran esas huellas, ya que un año antes, en 2013, el exagente fue detenido por un caso de violencia de género en Alicante. En ese momento se le tomaron las huellas y fueron introducidas en la base de datos. Con posterioridad, al cotejarse los vestigios saltó la coincidencia y dio resultado positivo, lo que permitió identificar al sospechoso.

El guardia civil retirado trató de justificar el hallazgo de su huella en el alijo alegando que habría manipulado la sustancia con ocasión de su trabajo en el puesto de La Jonquera, localidad fronteriza con Francia, pero esto no resulta verosímil para la sala, tal como argumentó el fiscal, ya que el agente causó baja en el instituto armado en 2004 y las huellas fueron descubiertas en 2011, por lo que transcurrió un largo periodo de tiempo.

Además, el tribunal detalla que la segunda versión ofrecida por el acusado, en la que dijo que tocó la sustancia de forma accidental, tampoco es una explicación razonable, ya que sus huellas se encontraron en dos envoltorios distintos superpuestos.