Una niña de 11 años solía invitar a sus amigas a cenar y dormir en su casa de Binissalem. El postre era una bebida preparada por el padre, que según parece contenía un cóctel de somníferos y éxtasis líquido. Las pequeñas caían en un profundo y peligroso sueño por la ingesta de estas drogas.

Una de las niñas invitadas despertó en mitad de la noche y sorprendió al hombre manoseándole los pechos. La fiscalía, que no puede precisar el número de menores afectadas, pide siete años de prisión para él por delitos contra la salud pública y abusos sexuales. El sospechoso, un alemán de 50 años, será juzgado en la Audiencia Provincial.

Los hechos se remontan a los años 2012 y 2013 y ocurrieron el domicilio donde el acusado convivía con su mujer y su hija. A la vivienda acudían de vez en cuando amigas de la niña, de once años, para pasar allí la noche. El hombre daba a las menores una bebida en la que había mezclado un somnífero (Dormidina) y un disolvente químico que contiene butirolactona, un compuesto que una vez ingerido se convierte en GHB, el llamado éxtasis líquido. Esta droga es un depresor del sistema nervioso con potentes efectos sedantes, cuyo uso ha sido detectado para cometer abusos sexuales.

La fiscalía explica en su escrito de conclusiones provisionales que el objetivo del sospechoso era adormecer a las menores y destaca que era consciente del riesgo que entrañaba este cóctel para la salud de las pequeñas. De hecho, las menores padecían mareos, dolores estomacales e incluso algunas llegaron a vomitar tras consumir esta bebida.

La acusación no precisa cuántas niñas fueron drogadas por el acusado, pero sostiene que esta situación se repitió a lo largo de dos años con diversas menores.

El caso fue descubierto en el verano de 2013. Un día de julio, la hija del sospechoso invitó a una amiga a su casa. El hombre, como era habitual, dio a las dos niñas la bebida en cuestión como postre después de la cena. Esa noche, mientras la menor invitada dormía, el acusado se acercó a su cama, le levantó la parte de arriba del pijama y empezó a manosearle los pechos. El procesado fue descubierto. La niña se despertó y el hombre se marchó de la habitación de forma precipitada.

Este episodio fue denunciado y la Guardia Civil puso en marcha una investigación. Las pesquisas culminaron el 17 de septiembre, cuando el acusado, sin antecedentes penales, fue detenido. Al día siguiente quedó en libertad.

La menor de la que supuestamente abusó ha precisado tratamiento psicológico desde entonces, con episodios de ansiedad y angustia, así como baja autoestima e inseguridad, según detalla la fiscalía.

El ministerio público considera que estos hechos constituyen un delito contra la salud pública y otro de abuso sexual. Por ellos solicita tres y cuatro años de prisión respectivamente, así como una multa de 4.320 euros y su inhabilitación durante dos años para trabajar con sustancias farmacológicas. Además, pide que se le prohíba acercarse a menos de 500 de la menor de la que supuestamente abusó, que se le impongan seis años de libertad vigilada y que indemnice con 10.000 euros a la víctima por los daños morales causados.

La sección segunda de la Audiencia Provincial ha fijado para el próximo lunes una vista previa de este procedimiento judicial.