Las pésimas condiciones climatológicas han sido especialmente crudas en el norte de Europa. Mallorquines que habían salido a celebrar el puente de la Constitución se encontraban ayer todavía atrapados en aeropuertos de Alemania y Holanda. Tras varios días de continuas penurias incomprensibles, ayer empezaban a vislumbrar la luz al final del túnel.

Francisco, un mallorquín que debía haber regresado a Palma el pasado domingo, explicaba las penurias que seguía sufriendo. "Somos 50 mallorquines y a la mitad, unos 25, los han dejado sin habitación en el hotel", subrayó. "Hay familias con niños que se tienen que cambiar".

"Nos tuvieron diez horas sin agua ni comida", denunciaba Conchi. Esta mallorquina, aquejada de fibromialgia, también se quedó sin medicación por la prolongación indeseada de su estancia en Francfórt. "Estoy rota", insistió. Esta mujer arremetió contra Ryanair, a la que consideraba responsable de todas las calamidades que estaban padeciendo. "No nos dejaban salir del avión. Se reían de nosotros. Nos contaban y recontaban una y otra vez y no nos dieron ni agua. Había muchos niños" , se lamentó. "En estos días, no ha aparecido nadie de la compañía para darnos una explicación", abundó.

Los efectos del colapso del temporal se vieron multiplicados por la ausencia de asistencia de Ryanair. "Nos han tomado el pelo. Nadie nos soluciona nada. He viajado por todo el mundo y jamás nadie me ha tratado tan mal", recalcó.

Si se cumple la programación, hoy se pondrá fin a la pesadilla que se han visto obligados a sufrir en los últimos tres días en Francfórt. A primera hora de la mañana, se han tenido que movilizar a Hahn, a 120 kilómetros de distancia, para coger el avión hacia Mallorca.

Una situación similar también han vivido un grupo de mallorquines en Ámsterdam después de "una nevada brutal". "Fui al puesto y me encontré a 500 personas reclamando. Tuve suerte que llamé al hotel donde me había alojado y les quedaba una habitación", afirmó un vecino de Palma.

Pesadilla tras el Nobel

La investigadora menorquina de la UIB Alicia Sintes regresó ayer a Mallorca tras asistir el sábado en Estocolmo a la ceremonia de entrega del premio Nobel donde los artífices del proyecto de ondas gravitacionales en el que trabaja fueron merecedores del Nobel.

La pésima climatología provocó un retraso de tres horas y la pérdida de la conexión en Barcelona del vuelo hacia Palma. "Vueling no nos ha dado comida y me tuve que comer el After Eight que llevaba de regalo", señaló. La compañía le buscó una habitación de hotel en la Ciudad Condal, pero el transporte prometido hasta el establecimiento nunca llegó.