Claudia García Díaz, de 20 años, es una mujer aunque su DNI todavía diga lo contrario. Para colmo se ha visto obligada a interponer una denuncia contra el Sespa por lo que considera un "trato vejatorio, sexista y humillante" que incluso la llevó a tratar de quitarse la vida. Preguntas como "¿Te importa la profundidad de tu vagina?", "¿Te masturbas con ropa de mujer puesta?", "¿Eres activa o pasiva?", "¿Cuáles son las posiciones que haces con tu pareja en la cama?" -las que le formuló, según su denuncia, una psicóloga de la Unidad de Tratamiento de Identidad de Género del Principado de Asturias (UTIGPA), han sido el detonante. "Me han producido unos daños psicológicos de los que aún me estoy recuperando", lamenta Claudia García, natural de Piedras Blancas y afincada en Gijón.

Esta joven asturiana ha decidido compartir su historia mostrando su nombre y su cara para hacer público un problema "que es muy habitual" en Asturias. "Muchas de las personas que están en mi situación optan por automedicarse, otras tienen miedo de denunciar y hay quien se suicida", describe Claudia García que, a principios de noviembre, interpuso una denuncia ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Gijón al considerar que el Sespa ha "vulnerado derechos constitucionales conmigo como son el derecho al honor y a la intimidad con esas preguntas".

El origen está, según explica, en lo que la UTIGPA llama "test de vida real" que consiste en adaptar su aspecto y su manera de vivir al sexo deseado, basándote en el estereotipo de chico afeminado y mujer masculina. Ahondando en el problema comenzó en el mes de mayo a entrevistarse con una psicóloga. "Me preguntaba por qué tipo de amistades suelo tener, por lo que hacía en la intimidad o por mis genitales; me sentía humillada y vejada", revela. "Nunca sentí que recibía apoyo, siempre salía mal de la consulta a la que estuve yendo desde mayo a septiembre", añade Claudia Díaz que aún acude a un centro de salud mental para "tratarme y recuperarme porque llevo dos años hormonándome y no ha servido para nada".

Ahora, tras la demanda, cuenta con una abogada de oficio para acudir a la vía contencioso-administrativa y poder así reclamar una terapia hormonal -enfocada para lograr luego una intervención quirúrgica- para cambiar de sexo porque para ella "es una necesidad".