Pedro Salvà es uno de los trabajadores de Emaya a los que un vecino de Pere Garau acusa de haberle agredido por quejarse del ruido. Su versión de lo ocurrido es radicalmente opuesta a la del denunciante: "Nadie le pegó. Yo no trabajaba, estaba en el bar de mi mujer, y salí en defensa de un compañero al que estaba insultando. Él me agarró del cuello, yo le empujé para quitármelo de encima y cayó al suelo. Empezó a gritar y a exagerar. Solo busca follones para poder denunciar y cobrar indemnizaciones. Siempre se queja del ruido de Emaya e increpa a los empleados, es el único del barrio", sostiene Salvà, que padece un dolor en el cuello por la refriega. La empresa municipal salió ayer al paso de la información de Diario de Mallorca sobre la denuncia para defender la inocencia de su trabajador y anunciar la apertura de una investigación interna.

Las dos versiones solo coinciden en una cosa: todo ocurrió hacia las siete de la mañana del pasada viernes en la calle Fausto Morell. "Yo tengo el turno de tarde y no trabajaba en ese momento, era un ciudadano más. Estaba en el bar de mi mujer. Llegó un compañero de Emaya y se puso a limpiar los contenedores", cuenta Pedro Salvà.

De acuerdo con su relato, el denunciante bajó entonces a la calle y empezó a proferir todo tipo de insultos y amenazas al empleado de Emaya, al parecer por las molestias que le causaba el ruido. "Le llamó de todo. El chico no le había dicho absolutamente nada", sostiene. Salvà presenció la escena y decidió intervenir en favor su compañero de trabajo. "Salí y le pedí que lo dejara en paz, que solo estaba haciendo su trabajo. Él vino hacia mí y me cogió del cuello. Lo único que hice fue darle un empujón para quitármelo de encima", dice. El denunciante cayó entonces al suelo y perdió las gafas. "No hubo nada más. Nadie le pegó", sentencia Salvà, indignado por las "falsas" acusaciones contra él y el otro trabajador de Emaya. El hombre sostiene que tras este altercado el vecino exageró los hechos y las lesiones sufridas. "Empezó a gritar, llamó al 061 y a la Policía y nos denunció. Pero hay muchos testigos de que lo que dice es mentira".

Salvà desmiente así las declaraciones del afectado, que asegura haber recibido puñetazos y amenazas con una barra de hierro por pedir al operario de Emaya que no hiciera ruido tras pasar toda la noche en vela por las molestias de la empresa municipal de recogida de basuras. El denunciado achaca estas "mentiras" a un afán del vecino por "buscar follón". "Cada vez que pasa un camión de Emaya a cualquier hora por allí sale para insultar. Es el único que se queja. Solo busca líos para que le peguen, denunciar y luego cobras indemnizaciones. No solo tiene problemas con los trabajadores, también con el resto de vecinos del barrio. Cada año pone unas 15 denuncias. Va de víctima y es un sinvergüenza", sentencia el trabajador de Emaya, que ayer fue atendido en un centro médico del dolor en el cuello que sufre tras el altercado.

Salvà admite que ya tuvo un enfrentamiento con este hombre hace "unos tres años". Un incidente en el que se cruzaron insultos pero que solo denunció la otra parte. "Mi mujer y yo tuvimos que pagarle 350 euros de indemnización", explica.

Defensa de la empresa

Emaya, por su parte, salió ayer en defensa del otro empleado, el que estaba trabajando cuando ocurrieron los hechos. La empresa ha abierto un expediente informativo sobre lo ocurrido, pero cuestiona la versión del denunciante. En un comunicado, la compañía explicó que el denunciante insultó, increpó y amenazó al operario, que se limitó a informar a su encargado y, siguiendo su consejo, se marchó del lugar y llamó a la Policía. El empleado municipal niega haber cometido ninguna agresión y ha presentado ante la Policía Local una denuncia por amenazas y maltrato de obra contra el vecino. Según sostiene, muchos testigos pueden avalar su versión.