José Antonio Nieto ‘Primo’, el jefe de seguridad de los juzgados de Via Alemania, hizo gala esta semana de una infinita paciencia ante las continuas amenazas vertidas por una mujer. Al arrojarle una botella de cristal, la provocadora traspasó el límite. Sobre las siete y media de la mañana del pasado lunes, una mujer de gran envergadura pretendía entrar en la sede judicial para “recoger su pertenencias”, que supuestamente habían quedado tras su detención el día anterior. Primo le instó a que aguardara hasta las nueve de la mañana, el horario de apertura de puertas, para que se pusiera en contacto con el juzgado que la había tratado. Esta persona se lo tomó como una afrenta personal. Sin amedrentarse lo más mínimo y en actitud provocadora, se puso en guardia con fundamentos pugilísticos e incitó al jefe de seguridad. Primo mantuvo la compostura y no entró al trapo. Sin embargo, la paciencia tiene un límite. La corpulenta fémina arrojó hacia el una botella de vino de cristal ,que acababa de apurar unos segundos antes. Cuando el vigilante fue hacia ella, se percató realmente de que tenía las de perder y emprendió la huida.
la víctima equivocada
Esta semana se suspendió en la Audiencia un juicio que estaba previsto contra dos jóvenes, acusados de una decena de robos en domicilios de Palma. Los ladrones se habían especializado en trepar a las casas por verjas hasta acceder a las ventanas, para meterse en el interior de los domicilios en busca de efectos de valor. Pero en uno de los robos eligieron la víctima equivocada: una magistrada de Palma.
Amenazas en los juzgados
La tensión se masticó el martes en los pasillos de los juzgados de Vía Alemania. Una retahíla de amenazas de muerte profirieron los propietarios de una vivienda de Son Gotleu a un okupa que se había instalado en uno de sus domicilios. “Te vamos a arrancar la piel a tiras” o “te vamos a sacar el corazón con una cuchara” fueron algunas lindezas que le dedicaron al indeseado morador del inmueble. La fornida presencia de Primo fue requerida en el Juzgado de Instrucción número siete para que aplacara los ánimos y disuadiera a las partes enfrentadas de iniciar cualquier atisbo de violencia.
auxilio desde canadá
En el correo oficial de la Policía Local de Palma recibieron la semana pasada un mensaje desde Canadá. Estas personas explicaban que tenían un familiar que residía en Palma, que había hecho unos comentarios inquietantes en una red social, en los que parecía enfermo y deprimido. El hombre no contestaba a sus llamadas y sus familiares estaban preocupados. La Policía se lo tomó en serio. Una patrulla fue a la dirección que facilitó la familia y comprobó que se había mudado de allí hacía años, pero las gestiones permitieron localizar su vivienda actual. Al entrevistarse con él, los agentes comprobaron que, efectivamente, parecía estar pasando una mala época. Le acompañaron al médico y le pidieron que se pusiera en contacto con su familia en Canadá. Apenas unos días después, el mismo correo de la Policía recibió un mensaje de agradecimiento. El hombre se había puesto en contacto con ellos y parecía estar mucho mejor.
un paisaje desolador
Un paisaje decadente y desolador era la aciaga bienvenida que daba el poblado de Son Banya el viernes a todo aquel recién llegado que osara adentrarse en sus dominios. Un coche volcado boca abajo sin ruedas se apostaba junto al camino principal. A sus espaldas varios sofás patas arriba junto a una ingente cantidad de basura acumulada en bolsas. Unos metros más allá se masticaba auténtica tensión. Numerosos agentes de la Policía Nacional, pertrechados tras escudos y material antidisturbios, acababan de irrumpir en el asentamiento. Estos efectivos eran el parapeto ante unos encrespados moradores mientras los investigadores detenían a los presuntos narcotraficantes.
