Un hombre de 33 años ha aceptado una pena de dos años de prisión por haber abusado sexualmente de dos niñas, de nueve y once años, en las instalaciones de las piscinas del Campusesport de la Universitat de les Illes Balears (UIB, donde trabajaba como socorrista. El condenado no tendrá que entrar en prisión si no vuelve a delinquir en un plazo de tres años, pero deberá someterse a un programa de educación sexual durante un año.

El hombre admitió ayer, durante el juicio celebrado en la Sección Primera de la Audiencia, la tesis de la Fiscalía, que le acusaba de dos delitos de abusos sexuales a menores aprovechándose de su condición de socorrista en las piscinas de la UIB.

El primero lo cometió en enero de 2016, en la fiesta de Sant Antoni, cuando acompañó a una niña de nueve años a una sala situada junto a la piscina donde se guarda el material de baño. En un momento de descuido de la menor le metió la mano por debajo del bañador y la tocó con ánimo lúbrico en esa zona. La niña, al darse cuenta de lo que pasaba, le dio un manotazo y se marchó del lugar.

Un año más tarde, el 20 de enero de 2017, una niña de once años le pidió unos peúcos para poder acceder al interior del recinto. El hombre le puso la mano con ánimo lúbrico en la zona de sus genitales y , cuando le entregó los peúcos en una sala contigua, le tocó también con ánimo libidinoso los pechos por encima de la camiseta.

Por los dos delitos de abusos sexuales el fiscal solicitaba una pena de seis años de cárcel.

El acusado había reconocido ya los hechos en la fase de instrucción, por lo que el tribunal le admitió la atenuante de confesión, y también la de reparación del daño, ya que ha pagado a las familias de las víctimas 3.000 euros.

Así que la Audiencia le ha impuesto finalmente una pena de dos años de cárcel.

El tribunal le concede la suspensión de la pena, por lo que no tendrá que entrar en la cárcel si no vuelve a delinquir en un plazo de tres años. Pero esta suspensión está supeditada también a que el condenado se someta a un tratamiento en un programa de educación sexual durante un año.

Ademas se le imponen cuatro años de alejamiento, en los que no podrá acercarse a menos de 300 metros de los domicilios, centros de enseñanza y lugares de esparcimiento a los que acudan las dos víctimas. Y una vez cumplida la pena, permanecerá durante cinco años en situación de libertad vigilada.