"Soy inocente, soy un trabajador, nunca he hecho nada malo. Siempre he respetado y ayudado a los demás". Arnau M.N., el acusado del crimen de Porto Cristo, ha vuelto a proclamar su inocencia hoy en el turno de la última palabra durante la cuarta y última sesión del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Palma.

"Creo en la Justicia, pero si me consideran culpable injustamente, hay una casa para reparar los daños", ha añadido el hombre, de 53 años, que lleva preso desde el verano de 2014.

Hoy, en el trámite de los informes, las acusaciones han recalcado que Arnau planeó el crimen, ocurrido la mañana del 24 de junio de 2014 en el bar de la víctima, Ángel Abad, al que presuntamente pegó dos tiros en el pecho y el cuello con un revólver del que carecía licencia y guía de pertenencia. Por estos hechos, tanto la fiscal como el abogado de la acusación particular, Bartomeu Salas, solicitan 22 años de prisión por un delito de asesinato y otro de tenencia ilícita de armas. Por su parte, el letrado defensor Miguel Mir reclama la libre absolución de su cliente.

El letrado de la acusación particular ha destacado que Arnau "es un asesino que estuvo un año planeando matar a Ángel Abad". El abogado ha definido al sospechoso como "una persona fría y calculadora". Según su versión "pocos asesinatos han sido más claros que este". Salas ha insistido en que el encausado estuvo realizando búsquedas en internet sobre armas y su funcionamiento meses antes del crimen. Y, el día antes del asesinato, acudió al bar de la víctima en Porto Cristo a tomar un café para "preparar la escena de los hechos y asegurar su huida", según ha manifestado.

Por su parte, la fiscal ha indicado que fue un ataque por sorpresa. El fallecido no tuvo opción de defenderse. "Murió con la servilleta en la mano, estaba desayunando, no se pudo defender. No tiene ninguna lesión de defensa. Los dos disparos fueron inmediatos, seguidos, a corta distancia y la muerte fue rápida según dijeron ayer los forenses", ha explicado la representante del ministerio público.

La fiscal también ha señalado que el móvil del crimen era la relación que la víctima mantenía con la esposa del acusado. La acusación pública ha desgranado ante el jurado popular los numerosos indicios que incriminan a Arnau M.N. Según su versión, su huella hallada en una taza de café lo sitúan en el escenario del crimen esa mañana. La Policía Nacional también encontró el arma empleada, un revólver marca Llama, modelo Scorpio del calibre 38, en un escondrijo en su taller. Además, según ha hecho hincapié la fiscal, las dos balas halladas en el cadáver de Ángel fueron disparadas desde ese revólver, como indicaron los peritos en el juicio.

La fiscal también ha mencionado las búsquedas en internet que se hicieron desde el ordenador del sospechoso que son muy reveladoras, así como otros indicios como la munición utilizada, no muy común y más lesiva, la nota que dejó el sospechoso en el ordenador o la bolsa analizada con restos de proyectiles.

Por último, la defensa ha manifestado que hay "lagunas insalvables" en este caso. El letrado Miguel Mir ha tratado de desacreditar a dos testigos, así como las imágenes que captaron las cámaras de seguridad del taller de su representado. "En el vídeo no se ve una pistola. No hay pruebas. Son conjeturas. No hay pruebas tampoco del incendio", ha añadido, en relación a las sospechas de la Policía de que el acusado quemó su mono de mecánico en un bidón con una garrafa de gasolina para destruir las pruebas del crimen. El abogado también ha destacado que no hay huellas en el revólver. "Él estaba trabajando en el taller ese día", ha agregado, para pedir finalmente que su representado sea absuelto.

El jurado hoy al mediodía recibe el objeto de veredicto y se retirará a deliberar.