Un hombre de 48 años, de nacionalidad holandesa, falleció ayer al estrellarse con el ultraligero que pilotaba en las inmediaciones del Puig de Massanella. El accidente aéreo provocó un pequeño incendio forestal en la zona que fue sofocado con medios aéreos y terrestres.

El siniestro ocurrió sobre las nueve y media de la mañana en el Coll des Prat, junto al Puig de Massanella, en el término municipal de Escorca, en plena Serra de Tramuntana. Richard Walder D.N., de 48 años, había despegado momentos antes del aeródromo de Binissalem.

En el momento en el que el ultraligero despegó, las condiciones eran óptimas. Sin embargo, cuando la víctima se encontraba sobrevolando la zona del Massanella una gran cantidad de nubes se había instalado en la zona por debajo de la cumbre. Al parecer, esta pérdida de visibilidad pudo provocar que la aeronave colisionara contra la montaña.

Tras el fuerte impacto contra las rocas, el ultraligero capotó y se incendió tras el brutal choque contra el suelo. El piloto no pudo abandonar la aeronave y falleció prácticamente en el acto.

En un principio, medios aéreos y terrestres del Ibanat se movilizaron alertados de que se había declarado un incendio en la zona. También se desplazaron efectivos del Grupo de Montaña de Bombers de Mallorca, procedentes del parque de Inca. La sorpresa fue mayúscula cuando llegaron al lugar del fuego. Una aeronave estaba carbonizada con el cadáver del piloto en el interior de la cabina.

El fallecimiento fue comunicado a las asistencias sanitarias del Ib-salut, pero ya no podían hacer nada por salvar la vida del piloto holandés.

Ante la noticia de la muerte del piloto, numerosos efectivos de la Guardia Civil se movilizaron en helicóptero, ya que la zona donde se encontraba el cuerpo era de muy difícil acceso. Así, agentes de la Policía Judicial, del Laboratorio Criminalístico y del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) del Instituto Armado se desplazaron hasta el lugar donde había ocurrido el trágico accidente para abrir una investigación. El fallecimiento fue comunicado al juez de Inca, que ordenó el levantamiento del cadáver.

La muerte de Richard Walder causó una honda consternación en el aeródromo de Binissalem. La víctima acudía allí con frecuencia desde Barcelona.