Un juzgado de Palma ha condenado a una pareja a siete años de prisión por coaccionar a una okupa para que abandonara el piso en el que residía e incendiar la vivienda en agosto de 2015 en Son Gotleu. El fuego obligó a desalojar todo el edificio y un policía nacional resultó intoxicado por inhalación de humo al rescatar a un niño que estaba solo en casa. Las llamas destruyeron por completo el domicilio ocupado, propiedad de un banco.

La sentencia, que ha sido confirmada por la Audiencia de Palma, impone cuatro años de cárcel y una multa al hombre por los delitos de lesiones, coacciones y daños por incendio en concurso con allanamiento de morada. Mientras, su compañera sentimental es condenada a tres años de prisión y una multa por los mismos hechos.

La pareja acusada, además, deberá pagar una indemnización de 54.287 euros al banco propietario del piso por los graves desperfectos causados y también otros 9.000 euros a la okupa en concepto de daño moral. "No cabe duda de que la pérdida de todos los objetos personales como consecuencia del incendio provocado en la vivienda debe ser resarcida como daño moral", destaca la sentencia. Según la magistrada, "aunque la víctima fuera una okupa, dicha situación no le priva de ser resarcida ya que se perdieron en el incendio recuerdos y objetos personales irrecuperables".

Los hechos enjuiciados se remontan al verano de 2015. Los dos encausados, ambos de 36 años, mantenían una fuerte enemistad con una vecina, que ocupaba ilegalmente un piso situado en la calle Indalecio Prieto en el barrio palmesano de Son Gotleu. Por este motivo, le instaban de forma repetida a que abandonara la vivienda, diciéndole en múltiples ocasiones que si no se iba, las cosas no quedarían así, y que algún día le iban a pegar fuego a la casa con ella dentro si no abandonaba el inmueble, casa que tarde o temprano iba a ser suya.

Agreden a una amiga

El pasado 19 de agosto de 2015, a las tres menos diez minutos de la tarde, los dos sospechosos se encontraron a una amiga de la okupa en el portal del edificio. Debido a las malas relaciones que había entre ellos, la golpearon, le estiraron de los cabellos, la arrojaron al suelo donde le dieron patadas hasta que la okupa acudió en su ayuda, la levantó y se la llevó a un callejón. Como consecuencia de la agresión, la mujer sufrió lesiones de las que tardó en curar siete días.

Minutos después, sobre las tres de la tarde, los acusados forzaron la puerta de entrada del piso ocupado, aprovechando que la moradora no estaba en casa. Accedieron al domicilio y prendieron fuego a unos colchones, provocando un incendio que causó graves daños valorados en 54.287 euros. Los bomberos y los cuerpos policiales tuvieron que intervenir y actuar con diligencia para desalojar a los vecinos de la finca y evitar daños personales.

Un policía nacional rompió la puerta de otro piso, en la quinta planta, para rescatar a un menor que estaba solo en casa. Durante las labores de salvamento, el agente resultó intoxicado por inhalación de humo. Permaneció un día hospitalizado y tardó otros tres en curar de sus lesiones. El policía tendrá que ser indemnizado con 168 euros.

La casa ocupada quedó totalmente destrozada. Un perito concluyó que había tres focos y que el fuego fue intencionado. Según su versión, el incendio podía iniciarse simplemente con un mechero o un cigarrillo sin necesidad de combustibles ni acelerantes.

La magistrada destaca que la declaración de la víctima fue clara, sincera y contundente, al contrario que los acusados, quienes son "pendencieros y problemáticos, bravucones y peleadores", además de desafiantes.