El terremoto sorprendió a las actrices mallorquinas Marisol Ramírez y Assun Planas en el corazón de Ciudad de México, donde preparaban, junto a otros tres isleños, el estreno de una obra de teatro. "Ha sido terrible, como si hubiera caído la bomba de Hiroshima. Estamos en shock y pasamos mucho miedo, pero estamos todos bien. Ya solo quiero poder volver a España", contó ayer Ramírez a Diario de Mallorca. "Hay edificios enteros reducidos a escombros, otros a punto de caer. Vi una escuela de primaria derrumbada", rememoró entre lágrimas.

Ramírez y Planas estaban en México junto a los también mallorquines Joan Borràs, Eve Álvarez y Fiona Mettini para realizar una gira por el país con Ella,Ella la última producción de su compañía, Teatro La Lavandería. Hoy tenían previsto estrenarla en un auditorio del centro histórico de Ciudad de México. "Asun y yo estábamos en el patio de butacas, con los últimos preparativos. De pronto, todo se empezó a desplazar. Era como si tuviese un ataque de vértigo. Cayeron pedruscos. En ese momento no puedes pensar; nos cogimos de la mano y empezamos a correr", recordó Marisol Ramírez. "Evacuamos el edificio, que es del siglo XVII y resistió bien, pero tuvimos que andar por recovecos para salir. Pasamos mucho miedo, había compañeros que habían ido a un mercado y no sabíamos cómo estaban", explicó. No tardaron en reencontrarse y fundirse en un abrazo.

En la calle se sucedían ya escenas dramáticas. "Había una nube de polvo blanco. Todos los edificios estaban resquebrajados y muchos se habían venido abajo. Todo el mundo estaba en la calle, intentando contactar con su familia. Cuando alguien no lo lograba, se vivían momentos de mucha angustia", señaló la actriz y periodista mallorquina. Tras comprobar que todos los miembros del grupo estaban a salvo, abandonaron el centro histórico, la zona más castigada de la ciudad y que ha sido completamente evacuada. "Era un éxodo masivo de miles de personas, caminando como zombis. El tráfico estaba totalmente colapsado, con coches llevando heridos... Un caos total", señaló. El escenario, con decenas de edificios reducidos a cascotes, parecía "una guerra". "Es como si hubiera caído la bomba de Hiroshima", aseguró Ramírez.

El grupo de mallorquines tardó varias horas en regresar a su hotel, que no sufrió grandes daños. La noche fue larga: "Apenas he podido dormir dos horas. Vivir un terremoto te mete un miedo en el cuerpo que antes no tenías y te deja muy tocado física y psicológicamente. Hoy [por ayer] la ciudad está vacía, es alucinante". Marisol Ramírez quiere volver cuanto antes a España, pero no será fácil. "No hay aviones, el aeropuerto de Ciudad de México está cerrado, pero en cuanto lo abran, nos vamos", sentenció.

"El edificio empezó a vibrar"

En la ciudad de Cuernavaca, a unos 80 kilómetros de Ciudad de México y cerca del epicentro del seísmo, vive Carlos Osset, un diseñador gráfico madrileño que vivió y trabajó en Palma durante ocho años. "Fue un seísmo muy fuerte, duró unos 30 segundos. Estaba en casa y todo edificio empezó a vibrar. En nueve años he sentido muchos terremotos y este es el primero que realmente me asustó. Hubo mucho miedo entre los vecinos", explicó. En el edificio donde reside se produjo una fuga de gas al romperse una tubería tras el movimiento telúrico y la zona se quedó sin electricidad ni teléfono. "Nos empezamos a reunir los vecinos y vimos que el edificio tiene una grieta en la fachada, aunque parece superficial. En mi barrio se ven daños menores y algunas paredes caídas. En el centro de la ciudad la destrucción es mayor", contó Osset.