A priori no deberían coincidir en muchas operaciones. La unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Algaida está concebida para la investigación de delitos graves cometidos en su demarcación, en el Pla de Mallorca. El Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) es un grupo diseñado para la persecución de bandas especializadas, muchas veces con ramificaciones en la península y el extranjero. Deberían tener poco en común, pero la estrecha colaboración que han mantenido estos dos grupos de la Guardia Civil ha dado en los últimos meses unos resultados inusitados. Sus investigaciones conjuntas han desembocado en cinco operaciones distintas contra bandas de narcotraficantes y ladrones. El colofón ha sido la operación Vitra, desarrollada durante los últimos seis meses, saldada con la desarticulación de la mayor red de distribución ilegal de fármacos de toda la Unión Europea y una intervención récord: 4.200.000 dosis de medicamentos fraudulentos.

No es casualidad. La Policía Judicial de Algaida ya estuvo detrás de uno de los mayores golpes contra el narcotráfico propinados por la Guardia Civil el año pasado: la operación Iron Belt. Desarrollada en varias fases a lo largo de seis meses, culminó en julio con una gran redada en Son Banya y media docena de localidades de toda Mallorca. En total fueron detenidas más de setenta sospechosos, se incautaron grandes cantidades de droga y supuso el desmantelamiento de dos conocidos clanes de narcotraficantes: el de la Eva y el de los Benabad. La operación se extendió a ciudades de la península, como Burgos, donde llamó la atención en medios policiales que un grupo de investigación de un pequeño pueblo de Mallorca fuera el responsable de intervenciones de ese calibre.

Desde principios de este año el grupo de Policía Judicial de Algaida inició una serie de investigaciones conjuntas con el Equipo de Crimen Organizado (ECO), con base en la Comandancia de Palma. Una unidad altamente especializada pero que en los años anteriores había experimentado un bajón en su rendimiento.

Fue el detonante de una serie de actuaciones de gran calado que se han sucedido en los últimos meses. El trasvase de información, la colaboración y los apoyos entre los dos grupos han fructificado en cinco grandes operaciones denominadas en clave Llamps, Ciconia, Kudde, Tatum y Vitra. El resultado: el desmantelamiento de tres organizaciones de narcotraficantes, una de ladrones y la captura de la mayor trama de venta ilegal de fármacos y productos dopantes de Europa. Todo ello en los últimos cuatro meses.

En la operación Llamps, en junio, fue desmantelada la principal banda dedicada a la venta de droga en la comarca del Llevant. Fueron detenidos catorce sospechoso e intervenidas grandes cantidades de droga, que los narcos escondían en zulos diseminados por zonas boscosas.

En agosto reventó la operación Ciconia, que permitió captural al clan de los Lobato, una organización familiar a la que se le imputa la comisión de 400 robos en domicilios y empresas durante los últimos treinta años, en los que habrían logrado un botín de unos diez millones de euros.

Pocos días después culminó la operación Kudde, con el hallazgo de una gran plantación de marihuana en Eivissa.

Y casi sin transición se reventó la operación Tatum, en la que los agentes del ECO y Algaida arrestaron a una quincena de detenidos que integraban la banda más activa de traficantes de droga de Punta Ballena, a quienes se les intervinieron más de tres kilos de cocaína y 103.000 euros, la mayoría en billetes de veinte, fruto de la venta al menudeo.

El colofón ­-por ahora- de la colaboración de estos dos grupos de investigación de la Guardia Civil ha sido la operación Vitra, que ha acabado con la mayor red de distribución ilegal de fármacos de Europa. Fueron detenidos 41 sospechosos e intervenidas 4.200.000 dosis de diferentes sustancias, sobre todo productos dopantes.