Todo comenzó a principios de año en un gimnasio de s'Arenal. Agentes de la unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Algaida detectaron que una persona se dedicaba a distribuir grandes cantidades de anabolizantes y esteroides entre aficionados al culturismo, que con el consumo de estas sustancias prohibidas lograban ganar masa muscular. Las pesquisas realizadas durante los meses siguientes, a las que se unió el Equipo contra el Crimen Organizado (ECO), permitieron confirmar que existía un mayorista que estaba comercializando grandes cantidades de estas sustancias en toda Balears.
Esta primera fase de la operación Vitra culminó a finales de julio, cuando la Guardia Civil irrumpió en una quincena de domicilios y centros deportivos de Palma, Llucmajor, Binissalem, Santa Maria y Andratx. Fueron arrestados 17 sospechosos, entre ellos algunos ex campeones de diversas modalidades deportivas y conocidos monitories de gimnasios. Los agentes se incautaron de unas 45.000 dosis de sustancias dopantes.
Pero no acabó ahí. La Guardia Civil siguió tirando del hilo. El análisis de las actividades de los sospechosos y en especial de los envíos de paquetería postal pusieron de manifiesto intensas conexiones con la península y el extranjero. Fue el momento de la Central Operativa de la Guardia Civil, con el apoyo de agentes de la Europol y agentes de las comandancias de Barcelona, Madrid, Almería, Málaga, Huelva, Toledo.
Entre las sustancias hay hormonas del crecimiento. M.M.
Fruto de estas investigaciones fue la intervención, en un piso franco que el responsable de una de las tramas de distribución tenía en Barcelona, del grueso de las sustancias intervenidas: más de tres millones de dosis, sobre todo de productos dopantes, pero también de diversas clases de medicamentos comercializados de forma ilegal.
En esta segunda fase de la operación fueron arrestadas 24 personas más, presuntos responsables de la distribución de estas sustancias en prácticamente toda España.
Y ahora ha llegado el momento de Europol. Las investigaciones de la Guardia Civil han sacado a la luz los contactos que los detenidos tenían con los centros de producción de estas sustancias, tanto empresas farmacéuticas legales como laboratorios clandestinos controlados por grupos mafiosos. La trama recibía los productos mediante envíos postales desde Portugal, Grecia, Letonia, Polonia, Hungría, Bulgaria y Estados Unidos.
La actividad de la red era frenética. Durante 2016 y 2017 realizaron más de 4.400 envíos de paquetería, con un peso global aproximados de 3.100 kilos, presumiblemente de sustancias ilegales.
