Un furtivo fue sorprendido cuando realizaba pesca submarina en la escollera de Cala Rajada, en la Reserva Marina de Llevant. Los buceadores de la Guardia Civil le denunciaron por pescar en una zona de especial protección. Además, el sujeto portaba un fusil subacuático sin poseer la correspondiente licencia.

Efectivos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil advirtieron la presencia de un individuo que se encontraba pescando en aguas exteriores de la Reserva Marina de Llevant. En concreto, el individuo estaba próximo a la escollera del muelle de Cala Rajada, en el término municipal de Capdepera.

La pesca submarina está expresamente prohibida en este enclave. Así lo establece la normativa que regula los usos permitidos en las aguas de la Reserva Marina de interés pesquero de Llevant.

El sujeto había hecho caso omiso a la taxativa prohibición y se zambulló en estas aguas, que gozan de una especial protección, para hacerse con el mayor número de ejemplares posibles.

Las evoluciones del pescador furtivo fueron observadas por los submarinistas de la Guardia CIvil. A continuación, los efectivos del GEAS se dirigieron en la lancha neumática hacia el lugar donde se encontraba el individuo que estaba vulnerando claramente la normativa que establece una especial protección de la Reserva Marina de Llevant.

Fusil de pesca submarina utilizado por el pescador furtivo. g.c.

Cuando el buceador se percató de la presencia de los efectivos del Instituto Armado y de que estos le habían descubierto, intentó un ardid a la desesperada para tratar de salir impune de la notoria infracción.

Así, el furtivo abandonó el fusil de pesca submarina en el fondo marino, sobre una extensa pradera de posidonia, con la intención de ocultarlo y tratar de evitar que fuera sancionado.

Escondido en la escollera

Los buceadores de la Guardia Civil se percataron de su maniobra y le instaron a que sacara el fusil del agua. Acto seguido, el furtivo se volvió a sumergir. En lugar de entregarlo, volvió a ocultarlo de una forma más concienzuda entre los bloques de piedra de la misma escollera.

Ante la nueva treta, los submarinistas del GEAS realizaron una inmersión y, tras explorar la zona, los buceadores del Instituto Armado encontraron el fusil oculto entre los huecos de las rocas. Su dueño fue denunciado doblemente: por pescar en la reserva marina y por no tener licencia para portarlo.