Unos 50.000 euros en billetes de 500 y de 100, junto a oro, diamantes y zafiros en joyas que podrían suponer otros tantos. Este es el espectacular botín con el que se hicieron unos ladrones la noche del jueves al sustraer la caja fuerte en la mansión de un constructor mallorquín en s'Aranjassa.

Los delincuentes manejaban una información muy precisa antes de perpetrar el golpe. Los malhechores sabían de antemano que el titular de la suntuosa residencia se encontraba de viaje en Italia. Y aprovecharon para irrumpir en la vivienda cuando el hijo se había ausentado un par de horas para salir a cenar.

Los delincuentes arrojaron unas lonchas de jamón al perro para distraerle. Con el camino expedito, los ladrones se dirigieron directamente hacia el lugar donde estaba alojada la caja fuerte: en un doble fondo de un armario. Tras hacerlo astillas, se abrieron paso y se hicieron con el sustancioso botín.

Sobre las once de la noche del jueves, agentes de los Rayos del Cuerpo Nacional de Policía se desplazaron con celeridad a la mansión de s'Aranjassa, donde se acababa de cometer el delito. Ante la posibilidad de que los ladrones pudieran encontrarse aún en el interior, los policías extremaron las precauciones.

Linterna en mano, pertrechados con los chalecos antibalas, y con la otra mano a escasa distancia del arma reglamentaria realizaron una minuciosa inspección ocular. "¡Policía!", gritaron mientras iban recorriendo las distintas dependencias.

"¡No toquéis nada!", instó el subinspector al frente de los Rayos a los moradores para tratar de asegurar las pruebas y mantener el máximo número de huellas que pudieran permitir identificar a los malhechores.

El rastro de los ladrones era fácilmente perceptible. El marco de la puerta de una estancia, desencajado de una patada, demostraba la ausencia de miramientos de los delincuentes.

Agazapados

Las primeras sospechas y la rapidez con la que los Rayos se habían movilizado hacían temer que los intrusos pudieran estar agazapados. Como medida de precaución, el mando de los Rayos abrió el maletero de un coche por si el ladrón se hubiera ocultado allí.

Por fortuna, los ladrones habían hecho caso omiso a algunas escopetas de caza y a un arma corta que había en la vivienda. Una escalera había quedado repleta de bolsas y de astillas.

El primer visionado de la grabación de las cámaras de videovigilancia no permitía una rápida identificación del coche de los delincuentes. Tras esta intervención policial de urgencia, expertos de la Policía Científica y del Grupo de Robos se encargan de completar la investigación para esclarecer la sustracción de la caja fuerte.