Vila amanecía entre charcos de agua. Los accesos a la ciudad aún continuaban colapsados. Numerosas tapas de las alcantarillas de la ciudad habían saltado durante la tormenta debido a que el sistema del alcantarillado en Vila es "muy deficiente", según denunciaron ayer muchos vecinos. Cada vez que llueve en la ciudad, las arquetas saltan y las alcantarillas no tragan agua sino que la expulsan, contribuyendo a que la ciudad se inunde y no de agua limpia precisamente.

Imagen de la Avenida de España de Ibiza tras la tormenta. XUMEU FERRER.

Varias fueron las ratas muertas que aparecieron en la Avenida de España tras el temporal. En esta ocasión, el reventón de las alcantarillas provocó varios incidentes: una ciudadana sufrió una caída por la falta de una arqueta en la Avenida España, aunque no resultó herida. Asimismo, la rueda de un coche se quedó enganchada en el agujero de una alcantarilla después de que la tapa saltara durante la tormenta. "Se podían apreciar a un par de roedores muertos en la calle, aguas sucias saliendo de la alcantarilla y todo tipo de porquería... ¿Cómo es posible que a estas alturas aún no haya buenas infraestructuras para separar pluviales de los alcantarillados?", comentó a este diario Xumeu Ferrer.

Además, en la calle Navarra, un local se inundó y en la calle de s'Illa negre, un tendal cayó, según informó el Ayuntamiento de Ibiza.

Dos perros Yorkshire fueron atropellados y murieron en la avenida de Sant Josep a la una de la madrugada. Cerca de las tres, la Policía Local recibía la llamada de un hombre que aseguraba que se le habían escapado dos perros a causa de la tormenta. Finalmente, se supo que estos dos canes eran los mismos que hacía dos horas habían sido atropellados.

Una de las peores partes de Vila se la llevó la zona de la Marina, donde varios locales se inundaron. "La tienda era una piscina, hubo que subir todo el género que tenemos en el suelo a los muebles porque había como diez centímetros de agua", contó ayer la dependienta de la tienda de Sa Font de la Marina. "Pero nuestro problema no solo viene de lo que se acumula en la acera, del agua de la lluvia que entra por el viento, de los socavones que hay en la calle que aún están sin arreglar, que se inundan, los coches pasan por encima y nos tiran toda el agua sucia. Y por si fuese poco, encima, nos entra por el baño, por el váter. Qué agradable, ¿no? Pero es que al estar por debajo del nivel del mar, en cuanto caen cuatro gotas, sale siempre agua de ahí dentro. Qué asco", comentó con disgusto: "¿Sabes por qué pasa todo esto? Porque no hacen bien las cosas y la acera está en pendiente hacia el lado que no es", concluyó, enfadada.

Las alcantarillas quedaron totalmente taponadas por la suciedad arrastrada por el agua. ZURIA GÓMEZ

Opinión que compartía con su vecina, la dependienta de la tienda Rubio, "la alcantarilla no traga, yo creo que esto lleva siendo así desde que la construyeron, siempre que llueve se inunda el negocio. Tenemos que quitar todas las cosas que tenemos expuestas fuera, cerrar la puerta y aquí dentro, entre lo que metemos para que no se moje, el agua, la otra puerta cerrada para que los coches no salpiquen más agua de la que ya hay, que parece que tienen como prisa cuando llueve y recorren esto como si hiciesen el París dakar... Dime, con todo eso, ¿qué sitio me queda a mí en la tienda para achicar agua?", explicó exasperada la dependienta.

En la tienda Bes, también en la zona de la Marina, consiguieron ganar la batalla contra el agua. "Como sabíamos lo que iba a venir, porque pasa cada vez que llueve, pusimos una tabla en la puerta (accesorio imprescindible de todas las tiendas que están por debajo del nivel del mar en esa zona) y esperamos al agua en la puerta, otra compañera y yo, escoba en mano", detalló la trabajadora colocándose en la misma posición en la que se había enfrentado al agua la tarde del miércoles. "Conseguimos que no entrase nada de agua. ¡Hombre que si lo conseguimos! Pero solamente porque nos pusimos mano a mano con las escobas, sino, nos inundamos como siempre", concluyó.

La tormenta provocó numerosas inundaciones. J.A. RIERA

Las carreteras de Vila estaban saturadas, no había taxis para tantos clientes. "No sé si voy a llegar al aeropuerto", farfulló una turista inglesa que esperaba en la cola junto a una amiga. "Hemos venido hoy a comprar, con intención de irnos directamente hacia el aeropuerto porque en el hotel nos habían dicho que aquí había una parada de taxis. Lo que no esperábamos eran estas colas. Llevamos más de 20 minutos aquí y aún tenemos gente delante", concluyó alargando el cuello para asegurarse de que nadie avanzaba en la extensa cola que llegaba desde la parada de los taxis hasta la cafetería B-you.

"Venimos de Formentera y estamos esperando un taxi para irnos a Platja d'en Bossa", comentaba una turista italiana junto a su madre y a su hermana. "No sé cúanto tiempo vamos a tener que esperar, pero ayer ya se me fastidió el día en Formentera y ahora estoy cansada", comentó mientras la cola avanzaba.