Un hombre de 35 años ha sido condenado por extorsionar durante meses a un adolescente de Calvià, al que reclamaba una supuesta deuda de 500 euros por una entrega de marihuana. El menor sufrió tal grado de ansiedad por las continuas amenazas, mediante llamadas y mensajes de texto y voz de WhatsApp, que sustrajo joyas de oro, diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldas a su madre para dárselos al procesado y acabar con esa situación. Además, dejó los estudios y se fue durante un mes de Mallorca por el temor que le infundió el condenado. La Audiencia Provincial ha ratificado ahora la sentencia de un juzgado de lo penal de Palma.

Los hechos ocurrieron hace ahora dos años, entre julio de 2015 y mayo de 2016. El procesado, con antecedentes penales por tráfico de drogas, había salido poco antes de prisión. Durante aquellos meses, exigió con insistencia a un adolescente que le entregara 500 euros por una supuesta compra de marihuana.

Para atemorizar a la víctima, el procesado contactó numerosas veces con él, tanto a través de llamadas telefónicas como mediante mensajes de texto y voz de WhatsApp. En ellos, le intimidaba para que le entregara joyas y dinero con las que saldar la supuesta deuda y le amenazaba con acudir a su puesto de trabajo y darle una paliza. El acusado habría utilizado tres números de teléfono distintos para contactar con la víctima.

El adolescente, según recoge la sentencia, sufrió un gran temor y desasosiego debido a esta extorsión. El menor llegó a sustraer a su madre dos brazaletes de oro, una sortija de oro y diamantes, un collar de oro con dos rubíes, dos zafiros y una esmeralda, alhajas que entregó al procesado para intentar poner fin a sus exigencias. El miedo a que el acusado cumpliera sus amenazas y le agrediera le llevó a dejar repentinamente los estudios y marcharse de Mallorca durante un mes.

El procesado fue detenido por estos hechos el 11 de mayo de 2016. Durante el juicio admitió haber enviado los mensajes al adolescente, pero negó que su intención fuera extorsionarle. Según dijo, solo lo conocía de vista, por haber coincidido con él en un parque. A pesar de ello, aseguró haberle realizado un préstamo de 250 euros y vinculó los mensajes a esta deuda. El juez no dio credibilidad a su versión y acabó declarándolo autor de un delito de extorsión, por el que le impuso una pena de tres años de cárcel. Además, le ordenó pagar una indemnización a la familia por las joyas desaparecidas.