Papi, no le pegues más!". Los gritos de un niño de apenas dos años resonaron en una finca de la calle Alfons el Magnànim, en Palma. Su madre, una joven de 23 años, salió al balcón del domicilio y pidió ayuda. Una patrulla de la Policía Nacional, alertada por los vecinos, acudió al lugar con urgencia. En el interior del piso los agentes pudieron oír los ruidos y llamadas de auxilio. Nadie les abrió, así que echaron la puerta abajo. Encontraron a la joven llena de magulladuras. Tenía los ojos tan hinchados que no podía abrirlos. Su marido, de 31 años, fue inmediatamente detenido.

Los hechos ocurrieron sobre las diez y media de la mañana del martes, en un domicilio de la calle Alfons el Magnànim, en Palma. El 091 recibió varios avisos de vecinos que habían visto a una mujer asomada a una ventana, que pedía ayuda a gritos. Una patrulla de la Policía Nacional acudió al lugar a toda prisa. Localizaron el piso, pero nadie les abría. En el interior oyeron gritos y sollozos de una mujer y un niño, mientras que un hombre les pedía que callaran. Echaron la puerta abajo.

Dentro encontraron a una pareja con un niño pequeño. La mujer, una joven de 23 años, tenía evidentes señales de haber recibido una brutal paliza. Presentaba magulladuras en las extremidades, y tenía los ojos tan hinchados que apenas los podía abrir.

Los policías arrestaron de inmediato al hombre como presunto autor de un delito de violencia de género. La víctima fue trasladada al hospital de Son Espases, mientras que el pequeño quedó a cargo de la abuela materna.

La joven permaneció en el hospital hasta el día siguiente. Tenía una costilla rota y hematomas faciales que le dificutaban abrir los ojos, así como golpes en tórax, espalda y extremidades. La Policía le tomó declaración ayer por la mañana.

La joven explicó que mantenía una relación con el detenido desde hace varios años, y que tiene dos hijos con él, uno de tres y otro de dos años. Desde el principio de su vida en común, según explicó, él la había dominado. Le prohibía hacer nada por iniciativa propia. No tenía apenas amigas, y mucho menos amigos. Discutían a menudo y era habitual que él zanjara la disputa con una bofetada.

La joven intentó incluso disculparle. Dijo que le pegaba "porque se pone muy nervioso" cuando discuten.

Y eso fue lo que pasó el lunes, sobre las nueve de la noche. Según explicó la víctima, discutieron, él se puso nervioso y empezó a pegarle puñetazos por todo el cuerpo. Una brutal paliza en presencia de su hijo pequeño, que gritaba: "¡Papi, no le pegues más!". Hasta que ella perdió el conocimiento.

Despertó al día siguiente y se dio cuenta de que él le había cambiado la ropa. Cuando se miró en el espejo se asustó tanto por su aspecto que cerró la puerta de la habitación. Él entró por una ventana y evitó que pudiera llamar a la Policía. Fue entonces cuando se asomó a la ventana y pidió ayuda a gritos.

El presunto agresor es José G.C., español de 31 años. La Policía tenía previsto tomarle declaración ayer por la tarde para conducirle a disposición judicial hoy por la mañana. Tiene antecedentes policiales por delitos contra el patrimonio, amenazas y violencia de género, pero su mujer nunca le había denunciado.