La Guardia Civil y la Policía Local de la localidad ibicenca de Sant Antoni de Portmany realizaron ayer una operación conjunta contra el tráfico de drogas en la isla. Como consecuencia de esta actuación, un joven británico, de 20 años, fue detenido por un presunto delito contra la salud pública al intervenirle en el lugar donde se alojaba más de un millar de pastillas de éxtasis.

La actuación se realizó ayer de madrugada mientras agentes de ambos Cuerpos prestaban un servicio de seguridad ciudadana en el término municipal de Sant Antoni de Portmany. De repente, la aparición de un vehículo con matrícula británica despertó las sospechas.

El coche circulaba a gran velocidad por una calle del núcleo urbano de dicha localidad. El turismo superaba con creces el límite máximo de velocidad permitido. De hecho representaba un peligro evidente para los viandantes que se encontraban en ese momento en la calle.

El turismo se saltó varios pasos de cebra sin importarle que en ese preciso instante se encontraban cruzándolo varios peatones. Los agentes reaccionaron de inmediato para evitar que se produjera un accidente inminente al arrollar a algún transeúnte.

A continuación, los efectivos de la Guardia Civil y de la Policía Local de Sant Antoni dieron el alto al conductor del turismo. El joven que iba al volante del automóvil no portaba documentación alguna, ni del vehículo ni personal que sirviera para acreditar su identidad.

En cualquier caso, los agentes aprovecharon para realizar un exhaustivo registro del turismo. También cachearon al conductor, que llevaba encima una bolsa con 16 llamativas pastillas de color verde, que imitaban a fichas de dominó.

Acto seguido, los funcionarios de la Policía Local de Sant Antoni efectuaron al joven conductor británico una prueba de detección de drogas. El test de sustancias estupefacientes dio positivo en cocaína. Este hecho ya suponía que infringía la ley 4/2015 de Seguridad Ciudadana.

Todos los indicios apuntaban a que este individuo podría dedicarse al tráfico de drogas. El posterior registro del lugar donde se alojaba este joven británico sirvió para comprobar que las sospechas de que pudiera estar cometiendo un delito contra la salud pública estaban prlenamente fundadas.

Los agentes le encontraron 1.010 pastillas de éxtasis similar a las que llevaba encima cuando fue interceptado. El sujeto, además, se había dedicado a anunciar la venta de estas sustancias en las redes sociales.