Caso Abierto - Diario de Mallorca

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Semana Negra

Melendi para su concierto por una niña desmayada

Melendi para su concierto por una niña desmayada

El concierto que Melendi ofreció el pasado fin de semana en Calvià fue tan exitoso -asistieron unas 6.000 personas-como accidentado. El intenso calor, agudizado por la gran cantidad de gente congregada, causó estragos. Los servicios de emergencias realizaron 15 asistencias, la mayoría por lipotimias. El incidente más destacable se produjo cuando el cantante asturiano interpretaba uno de sus temas y detectó desde el escenario que una niña se había desmayado entre el público. Melendi detuvo en seco la canción y pidió que se encendieran las luces del recinto para que los efectivos de Protección Civil y los sanitarios pudieran abrirse paso y asistir a la menor. Los equipos de emergencias han mostrado en las redes sociales su gratitud al artista por este gesto.

Pulgas en vía alemania

Los juzgados de Vía Alemania, en Palma, tienen una fauna diversa. Tras las grandes cucarachas rojizas detectadas en el juzgado de guardia y los calabozos en la planta sótano que obligaron a fumigar las dependencias al principio del verano, ahora son las pulgas las que atacan. Estos insectos están haciendo la vida imposible a varios funcionarios, que presentan picaduras en varias partes del cuerpo. Las pulgas han aparecido en el ático del edificio, concretamente, en las oficinas del juzgado de violencia sobre la mujer número 2 de Palma.

El ´sartenazo´ del abogado

Esta semana en un juicio en la Audiencia de Palma contra un abogado septuagenario acusado de haberse apropiado de más de 600.000 euros, el perjudicado, otro letrado, compañero de despacho del encausado, explicó que él no se quería lucrar de nada. "Me quiero resarcir del 'sartenazo' que me pegó este señor", destacó ante el tribunal de la sección primera. "He tenido pérdidas por más de 500.000 euros, he pagado deudas por 500.000 euros, todo eso lo he tenido que asumir yo. Reclamo todo lo que salió de la cuenta bancaria conjunta y que no se justificó. Reclamo lo que dice la pericial", indicó con aplomo el letrado perjudicado ante la sala, vistiendo una elegante toga.

Sillas junto a los calabozos

El pasado jueves por la mañana, un clan familiar esperaba en plena calle en los alrededores del juzgado de Vía Alemania. Uno de los miembros del grupo se había traído una silla plegable y estaba sentado en la acera, en plena vía pública, junto a los ventanucos que dan a los calabozos. Desde estas ventanas suele ser frecuente que algunos familiares se comuniquen con los detenidos, que esperan a ser puestos a disposición judicial.

Sin oficina de víctimas

La semana pasada una joven víctima de abusos sexuales relató entre sollozos y tras un biombo lo ocurrido durante un juicio en la Audiencia de Palma. La perjudicada lo pasó muy mal e incluso el tribunal tuvo que posponer su testimonio para que se tranquilizara y recuperara, ya que no dejaba de llorar, temblaba y le costaba respirar, debido a la ansiedad. La Audiencia Provincial dejó entrever las deficiencias del edificio, ya que esta sede judicial no dispone de una oficina de atención a las víctimas, si bien está previsto que en un futuro sí podrá contar con estas dependencias para atender casos tan delicados como este último.

Hurto en los juzgados

Un abogado esperaba en uno de los pasillos de los juzgados de Vía Alemania a que comenzara una vista en la que estaba personado. De pronto, las gafas se le cayeron y acabaron en la planta inferior. El letrado fue a recuperarlas, pero aunque apenas habían pasado unos segundos, habían desaparecido. Alguien se las llevó. Contrariado, el hombre se presentó en el juicio sin los anteojos y tuvo algunas dificultades para leer los documentos de la causa, aunque el mal fue menor porque la vista quedó suspendida.

Ebrio y faltón

Hace unos días un conductor se vio implicado en un accidente en la calle Eusebio Estada, en Palma. La patrulla de la Policía Local que llegó al lugar observó claros síntomas de ebriedad en él, con la circunstancia agravada de que llevaba en el coche a su hijo, de siete años. Cuando los agentes le informaron de que debía someterse al control de alcoholemia, el hombre respondió con una actitud insultante y chulesca, llevándose repetidas veces la mano a los genitales. Se negó a hacer la prueba y se negó a avisar a ningún familiar para que se hiciera cargo del menor. Finalmente fue el mismo niño quien llamó a su madre, que acudió a recogerle, mientras que su padre acabó en el calabozo de Sant Ferran, acusado de un delito contra la seguridad vial y otro de desobediencia. Allí sí, finalmente, aceptó someterse al test de alcoholemia: multiplicaba por cuatro la tasa máxima permitida.

¿Dónde está mi rolex?

Una patrulla de la Policía Local de Palma tuvo que acudir a un bar de la calle Manacor, donde un individuo había protagonizado una trifulca. Según explicaron los testigos, el individuo se había dirigido a una mujer que comía en la barra, la había tirado al suelo le había propinado puñetazos y patadas. El encargado del bar y varios clientes lograron echarle fuera y entonces él rompió el cristal del escaparate y la puerta. Cuando llega la Policía el hombre, que sigue en el exterior del bar y tiene una herida en una mano, da una versión distinta. Dice que los que están dentro le han pegado y le han quitado un reloj Rolex de gran valor que llevaba en la muñeca. A los agentes no les debió cuadrar mucho la versión del Rolex, porque acabó detenido por amenazas y lesiones. Y la cosa no acabó ahí. El hombre siguió insultando y amenazando tanto a los policías como a la doctora que intentó curarle la mano.

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