Los accesos y salidas en las autovías de Palma se convirtieron ayer en un auténtico infierno. Durante dos horas el tráfico, en sentido aeropuerto, quedó completamente colapsado por una colisión entre tres vehículos, a lo que se sumaron otros incidentes en sentido inverso. En determinados momentos, las retenciones llegaron a alcanzar hasta ocho kilómetros de longitud y se extendieron al centro de la capital balear.

El accidente inicial tuvo lugar sobre las dos de la tarde en la autovía de Llevant, a la altura del desvío hacia El Molinar. Al parecer, el conductor de un Ferrari dio un brusco frenazo de su potente coche y los conductores de otros dos vehículos, que circulaban inmediatamente detrás, no consiguieron evitar chocar.

La colisión se produjo en cadena. El Ferrari quedó detenido en el lado izquierdo de la calzada, con importantes daños en la parte posterior. Mientras, el Peugeot que lo había alcanzado tenía el capó destrozado y serios desperfectos en el motor. Un tercer vehículo chocó contra este último y también resultó gravemente afectado. Estos turismos quedaron detenidos en el carril izquierdo de la autovía. Por fortuna no hubo que lamentar heridos en la colisión.

Como consecuencia del violento impacto, la autovía de Llevant quedó transformada en una suerte de embudo y la circulación se ralentizó sobremanera en apenas unos minutos. El atasco en la MA-19 se extendió en poco tiempo hasta Portixol, luego se prolongó hasta el desvío a Avenidas y acabó colapsando el Paseo Marítimo.

En cualquier caso, la Vía de Cintura fue la gran afectada. Las retenciones, en sentido aeropuerto, llegaron a extenderse a lo largo de ocho kilómetros y se prolongaron hasta el desvío hacia Son Rapinya.

El colapso circulatorio ocasionó múltiples daños colaterales. En primer término, los viajeros que pretendía coger un avión en el aeropuerto quedaron aprisionados en el interior del embotellamiento. El riesgo de perder vuelo fue muy elevado y no había opción de llegar a tiempo a Son Sant Joan. La circulación se tornó por completo imposible.

Otro damnificado del monumental atasco fue el personal sanitario de Son Espases. Sobre las tres de la tarde, una parte tenía que abandonar el centro hospitalario. Los médicos tuvieron que permanecer más tiempo en las instalaciones, ya que no llegaba a tiempo el relevo debido al descomunal embotellamiento y no podían dejarlo desatendido.

Otra de las arterias que sufrió los principales estragos fue la Autovía de Inca. Los atascos en los accesos a Palma por esta carretera de los vehículos procedentes desde la capital de es Raiguer se convirieron en interminables.

Efectivos de la Guardia Civil de Tráfico se tuvieron que multiplicar ante la descomunal avalanche de vehículos colapsados. Los esfuerzos iniciales de los agentes del Instituto Armado se centraron en descongestionar la autovía de Llevant para tratar de regular la circulación.

Solo era posible que los vehículos circularan por el estrecho paso que permitía el carril central. Los tres vehículos siniestrados permanecían a ambos lados. El Ferrari había quedado a la derecha y los otros dos turismos en la izquierda.

Otros pequeños accidentes

El personal sanitario de una ambulancia, que se enconraba en el lugar, examinó a todos los ocupantes de los vehículos implicados en el siniestro y, por fortuna, no se registraron heridos. Por su parte, técnicos de Carreteras del Consell de Mallorca se encargaron de retirar los restos de los vehículos esparcidos en la calzada.

En torno a las cuatro de la tarde, la grúa retiró al último de los coches siniestrados y la circulación empezó a retomar la normalidad gradualmente. Se dio la circunstancia de que otros vehículos también chocaron por alcance durante estas retenciones kilométricas.