Un juicio por presuntos abusos sexuales de un hombre a su hermanastra de seis años dio ayer un espectacular vuelco. La petición inicial de seis años de prisión se redujo al abono de una simple multa de veinte euros, al considerar que se trataba un delito leve de vejaciones.

El factor determinante para este drástico cambio en la calificación de los hechos fue el testimonio de la supuesta víctima. Entre sollozos, la menor, que cuenta ahora con doce años, negó categóricamente dichos abusos e imploró para que su hermano no entrara en prisión.

A tenor de lo acreditado, la fiscalía apreció una falta de vejaciones por tocamiento superficial por encima de la ropa "sin ánimo libidinoso".