Un pensionista de 64 años aceptó ayer una pena de dos años de prisión en la Audiencia de Palma en mitad del juicio por abusos sexuales al hijo de una vecina, de ocho años, a finales de noviembre de 2014 en un domicilio de Palma.

El acusado se conformó con la condena, después de declarar ante el tribunal de la sección segunda y escuchar cómo testificaba la madre del perjudicado. Además de los dos años de cárcel, el sospechoso se mostró de acuerdo con la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima por un periodo de diez años. En concepto de responsabilidad civil, tendrá que pagar una indemnización de 6.000 euros por el daño moral causado.

El hombre se declaró responsable de un delito de abuso sexual, después de reconocer ante la sala que el pasado 28 de noviembre de 2014 tocó con sus genitales los del menor, pero por encima de la ropa.

Según su versión, el niño se hallaba en su habitación con la televisión muy alta. La madre se había ausentado de casa unos minutos para comprar una pieza que él necesitaba, ya que estaba reparando el baño para hacerle un favor a su vecina y amiga. En esos instantes, él entró en el dormitorio para bajar el volumen del televisor. Según relató, le cogió las piernas al niño, que estaba en la cama, se las puso en los hombros y empezó a realizar un movimiento con la pelvis continuo y así rozó sus genitales con los del menor. También admitió que le dio dos cachetes en el rostro como si fuera un juego y que le preguntó "qué haces" al verle con los pantalones parcialmente bajados.

Al poco tiempo, llegó la progenitora a la vivienda. Según indicó ayer la mujer, cuando entró en casa vio al sospechoso que salía de la habitación de su hijo "como nervioso".

Al preguntarle al niño qué había pasado, este se quedó callado y le dijo que al acusado le había hecho cosas malas y que le daba "un poco de asquito".

De forma inmediata, la madre se dirigió al baño donde estaba trabajando el hombre y lo echó de casa. Según recordó, observó un bulto en el pantalón del encausado. El sospechoso negó que en esos momentos tuviera una erección. "A lo mejor me vio el teléfono móvil o el paquete de tabaco", explicó el hombre.

Pese a conformarse con dos años de cárcel, el pensionista no ingresará en prisión. Su abogada defensora solicitó ante el tribunal de la sección segunda la suspensión de la condena. La acusación particular no se opuso, como tampoco la fiscal, que estuvo de acuerdo con que se le suspenda la pena pero por un plazo de tres años y con la condición de que el sospechoso pague la indemnización y se someta a un curso de reeducación sexual.