La Guardia Civil está investigando la muerte de una turista de 48 años de origen rumano y nacionalidad italiana que cayó por un acantilado en la urbanización Bahía Azul, en Llucmajor. El cadáver de la mujer, que vestía un pijama y chanclas, fue hallado ayer a primeras horas de la mañana sobre un charco de sangre en el aparcamiento que hay junto a la cala de Bahía Azul.

El cuerpo presentaba un fuerte golpe en la cabeza, mortal de necesidad, además de hematomas y arañazos en otras zonas. Estas lesiones serían compatibles con una caída desde varios metros de altura, desde lo alto de la carretera, si bien los agentes detectaron en el aparcamiento unas huellas de neumático de un vehículo que podrían ser recientes. Por ello, están analizando estas pruebas para tratar de localizar el automóvil que estuvo en la zona la pasada madrugada.

Las pesquisas del Instituto Armado en un principio apuntan a que la extranjera, que se encontraba hospedada en un domicilio de los alrededores de vacaciones junto con su marido, se arrojó al vacío de forma voluntaria después de salir a caminar por Bahía Azul. Así, la hipótesis principal que manejan los investigadores es la del suicidio, pero también están indagando si la mujer fue arrollada por un vehículo. Tampoco descartan otras posibilidades como una caída accidental y que haya mano criminal.

La autopsia, que previsiblemente se le practicará hoy en el Instituto Medicina Legal de Palma, aclarará las circunstancias del óbito y permitirá conocer si el cuerpo presenta lesiones compatibles con un atropello.

La Policía Judicial de la Guardia Civil realizó ayer varias diligencias. Según los primeros datos recabados, la mujer no tenía problemas con su marido y era habitual que saliera a pasear sobre las seis y media o siete de la mañana. La pareja se encontraba de vacaciones en la isla.

Ayer, poco antes de las ocho de la mañana, un testigo que bajaba a la cala de Bahía Azul, en Llucmajor, se encontró con el cuerpo de la mujer sobre un charco de sangre en la zona del aparcamiento. Rápidamente, se movilizaron las patrullas de la Guardia Civil ante lo que parecía una muerte violenta.

La comisión judicial encabezada por la magistrada del juzgado de guardia de Palma y un médico forense también acudió al lugar. Los investigadores realizaron una detenida inspección ocular y, horas después, la juez ordenó el levantamiento del cadáver. La fallecida, que llevaba un pijama y sandalias, cayó desde un acantilado de la carretera, desde gran altura, hasta el aparcamiento.