La Policía ha detenido en Mallorca a tres personas que lograron apropiarse de 150.000 euros mediante un truco para obtener premios indebidos en máquinas tragaperras. Los sospechosos explotaban un fallo de un modelo concreto, consiguiendo que se descontrolara tras varias horas jugando. Alguno de ellos llegó incluso a acudir a la Policía para quejarse de que algunos locales les habían prohibido la entrada ante las sospechas que levantaba su fortuna.

No era la suerte lo que les permitía obtener los premios más jugosos. Las pesquisas de la Policía, que comenzaron hace tres meses por las denuncias de empresarios del juego, han revelado cómo aprovechaban una vulnerabilidad de un modelo concreto de tragaperras. El modus operandi consistía en jugar con normalidad entre tres y cuatro horas, metiendo dinero y realizando determinadas jugadas para conseguir que el aparato fallara. Cuando consideraban que estaba listo y tras cerciorarse de que nadie los vigilaba, lo desenchufaban durante unos segundos.

Con esta treta conseguían que la máquina, una vez reconectada, estuviera a su merced y les entregara los premios más altos una y otra vez hasta vaciarse. Los acusados habrían recorrido durante meses decenas de locales de juego de toda la isla para utilizar esta técnica que, según la investigación, les habría reportado unos beneficios de 150.000 euros.

Las grandes ganancias que conseguían ya levantaron hace meses las sospechas de algunos empresarios del sector. Algunos de ellos llegaron a vetarlos en sus establecimientos, donde les prohibieron la entrada. Los sospechosos acudieron en febrero a la Policía Nacional para presentar una queja porque consideraban injusto que no les permiteran acceder a esos establecimientos.

Su buena racha terminó cuando los agentes empezaron a recabar denuncias contra ellos. La investigación que se inició en marzo permitió averiguar que obtenían los premios con una técnica irregular y que habían actuado en numerosos locales de toda Mallorca, siempre en máquinas del mismo modelo. Tras varias semanas de gestiones, los agentes del Servicio de Control de Juego los detuvieron, informó ayer la Policía.

Los investigadores encargados del caso sospechan que los miembros de este grupo podrían haber comprado la información sobre la brecha de seguridad de la máquina tragaperras en la que actuaban. La Policía apunta que algunas personas se dedican a descubrir las vulnerabilidades de sistemas informáticos y electrónicos para luego vender sus conocimientos sobre estos fallos al mejor postor.