Un juzgado de Palma ha condenado a un pirómano a un año y nueve meses de prisión por incendiar varios vehículos, la terraza de un bar y una discoteca de la ciudad donde que también robó diferentes efectos en apenas una semana a principios de noviembre de 2016. El acusado, español de 59 años, reconoció ayer los hechos ante la magistrada y se conformó con un año y un día de cárcel por un delito continuado de daños causados mediante incendio y otros nueve meses de prisión por robo con fuerza en las cosas.

La juez apreció la circunstancia eximente incompleta de alteración mental, ya que el sospechoso padece un trastorno bipolar en fase maníaca. En el momento en el que pegó fuego a los vehículos y a los locales, tenía sus facultades mentales afectadas, pero no anuladas. Según fuentes policiales, el hombre se vestía de mujer cuando actuaba en varios puntos de la ciudad.

Ayer por la mañana, la defensa y las acusaciones alcanzaron un acuerdo. Tras confesar los hechos ante la sala, el hombre fue condenado. Inicialmente, el ministerio público solicitaba para él una condena de cinco años de prisión, pero ayer rebajó su petición al tener en cuenta su estado mental.

El acusado actuó primero en la calle Arxiduc Lluís Salvador, en Palma, donde el pasado 30 de octubre de 2016, sobre las dos de la madrugada, incendió la parte delantera de un coche, un Mercedes modelo 180, que se encontraba estacionado. Según el fiscal, el hombre utilizó algún tipo de elemento acelerante para pegar fuego al turismo. Las llamas causaron cuantiosos desperfectos al vehículo cuya reparación, según el informe pericial, es antieconómica. El valor venal del automóvil quemado es de 1.190 euros.

Como consecuencia de este primer incendio intencionado, el fuego se propagó a la parte trasera del vehículo estacionado inmediatamente delante, una furgoneta Peugeot Partner, que también fue siniestro total y cuyo valor venal es de 3.080 euros. Además, este segundo vehículo quemado contenía artículos valorados en 2.580 euros.

El sospechoso esa misma madrugada en la calle Arxiduc Lluís Salvador provocó un segundo incendio con el mismo ´modus operandi´. En este caso utilizó también papeles para pegar fuego a una motocicleta, marca Honda, que estaba aparcada sobre la acera. Causó daños materiales al vehículo. El fuego también se extendió y afectó a la zona del retrovisor de un coche, un Renault Captur, cuyos despefectos ascienden a 415 euros.

Días después, el pirómano volvió a actuar en Palma. El pasado 5 de noviembre de 2016, aproximadamente a las cuatro de la mañana, incendió varias sillas de plástico apiladas en la terraza de un bar ubicado en el pasaje particular Juan XXIII, esquina con pasaje particular Santa Catalina de Siena, en la zona conocida como galería Los Geranios, en Palma. El fuego causó desperfectos en una verja metálica, el toldo, la zona del aire acondicionado y el humo acumulado también afectó al interior del establecimiento. El siniestro se saldó con daños materiales por valor de 2.580 euros.

Al día siguiente, sobre las tres de la madrugada del 6 de noviembre de 2016, el sospechoso rompió una de las ventanillas traseras de un Fiat Punto en la calle Aníbal de Palma. Acto seguido, provocó un incendio en el asiento trasero del coche, que acabó siniestro total. El valor venal del vehículo se estableció en 2.590 euros. Horas después y ya en la madrugada del 7 de noviembre, el acusado se encontraba dentro de una discoteca situada en la avenida Joan Miró, en Palma. Aprovechó un descuido de los encargados del local para esconderse en uno de los baños. No salió de allí hasta cerciorarse de que el pub estaba cerrado. Luego, se apoderó de multitud de efectos que encontró en la discoteca como focos, láseres de iluminación, ventiladores, altavoces, micrófonos, un televisor, un cortador de fiambre, botellas de alcohol, proyectores o una caja registradora. Además de robar en la discoteca, también pegó fuego al local. Incendió el interior del establecimiento valiéndose para ello tanto del cableado eléctrico del pub como de una cortina.

En este caso, causó cuantiosos desperfectos por valor de 2.580 euros. Para poder extraer los efectos sustraídos, el acusado forzó la barrera de apertura y un candado que se hallaban en la parte interior de una de las puertas de emergencia.