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Entrevista

Javier Martín: "Tenemos que formar a los niños para que sepan que hay cosas en Internet que pueden hacerles daño"

Chantaje sexual, difusión de fotos íntimas, ciberacoso o suplantación de identidad son algunos peligros de la red

El inspector Javier Martín dirige desde hace dos años el área de Participación Ciudadana de la Policía Nacional, un servicio que pretende servir de enlace entre la Policía y la sociedad. Entre sus funciones, recibir sugerencias y mantener constantes contactos con asociaciones y colectivos. Uno de sus objetivos es alertar sobre los riesgos para los menores que se esconden en Internet, para lo que dan hasta cuarenta charlas semanales en colegios, dirigidas tanto a los niños como a los padres y profesores. La pasada semana, coincidiendo con el Día Mundial de Internet, redoblaron sus esfuerzos en esta labor preventiva. Para solicitar una de las charlas pueden dirigirse al correo mallorca.participacion@policia.es

-Ustedes son policías, pero realizan una labor eminentemente preventiva, con charlas sobre los riesgos que los menores pueden encontrar en Internet.

-Hemos puesto en marcha el programa Ciberexperto, que consiste en asesorar a los menores sobre tecnología, dirigido a alumnos de sexto de primaria, de once años. Explicamos lo que es el grooming, el sexting, el ciberacoso, la suplantación de identidad, el acceso a contenidos inapropiados, la gestión de la privacidad. El objetivo es formar a los menores en la edad en la que muchos tienen acceso a la tecnología, cuando tienen sus primeros móviles. Y así evitar que puedan ser víctimas de hechos delictivos o autores de los mismos.

-¿Cuál sería el principal peligro que puede encontrar un menor en Internet?

-El más grave sería el grooming. Se trata de un adulto, un delincuente que se hace pasar por un chaval de su misma edad, se gana su confianza y poco a poco va obteniendo información privada, personal e íntima. Hasta que llega un momento, cuando tiene ya un vídeo o una foto comprometida, le chantajea para conseguir más fotos o más vídeos, con amenazas de difundir esas imágenes. O peor aún, que le diga: quiero quedar contigo.

-¿Y qué consejo daría para evitarlo?

-Fundamental, lo que siempre transmitimos a nuestros hijos pequeños: no se habla con personas desconocidas en la calle. Pues tampoco en Internet. Tener mucho cuidado en redes sociales cuando alguien te solicita amistad. Pues no, no hablamos con desconocidos, porque puede ser el primer paso para que un groomer se gane nuestra confianza. Si no lo conocemos, alguien me puede decir que se llama Laura y tiene 15 años, y que realmente se llame Antonio y tenga 50. Y otro consejo: no se envía información personal comprometida, nunca. Si nos piden una foto o lo que sea,no se envía. Ni nuestro número de teléfono ni nuestro colegio. Porque luego puede ser utilizado para hacernos daño.

-¿Tienen constancia de que haya habido algún caso de estos en Balears?

-No, de momento no. En alguna charla algunos chicos sí nos han comentado que alguien les ha pedido cosas raras y no se lo han dado. Se habría quedado en intentos.

-¿Parece que en muchos casos los niños tienen acceso a una tecnología para la que no están preparados?

-Es que muchas veces los niños tienen aplicaciones incumpliendo las normas de las propias aplicaciones. Para tener WhatsApp hay que tener un mínimo de dieciséis años. Para tener Facebook el mínimo es catorce. Para tener Instagram hay que tener trece. Si lo tienen niños con once años, es porque hemos engañado a la máquina. Y la cuestión es: ¿está preparado? ¿Cómo tiene mi hijo Facebook? ¿Lo tiene público o privado? ¿Y qué información facilita? No debe poner fotos suyas, ni decir dónde vive y dónde estudia. Se trata de poner al menos algunas dificultades a quien nos quiera encontrar. Porque lo que no haríamos en la calle, ir dando a todo el mundo nuestra foto y datos personales,tampoco debemos hacerlo en Internet. Pero el problema surge porque nuestros menores quieren ser populares y que los conozca mucha gente, y aceptan a todo el mundo como amigos. Y te encuentras con chavales con seiscientos amigos en Instagram. Y de esos seiscientos amigos, ¿a cuántos conocen realmente? ¿A quince, veinte, cien? Eso es un peligro. Estás aceptando como amigo a alguien que no conoces. Y en el caso de un groomer, es alguien que te quiere hacer daño. Y nuestros menores tienen que saber que , en el momento en el que alguien les coacciona, tienen que ir rápido a sus padres y rápido a la Policía.

"De igual manera que avisamos a los niños de que no hablen con desconocidos en la calle, tampoco deben hacerlo en la red"

-¿Y qué le diría a los padres, en muchos casos con conocimientos técnicos inferiores a sus hijos?

-No creamos que nuestros hijos saben mucha tecnología porque manejan muy rápido la tablet o el móvil. Eso no es saber de tecnología. Saber de tecnología es saber gestionar un perfil, saber decir que no a alguien que te pide una foto íntima. Saber lo que es grooming o el sexting. Saber lo que tengo que hacer ante un ciberacoso.

-¿Qué consejos le daría a los padres?

-Tenemos que supervisar, tenemos que controlar. No es normal que mi hijo pequeño se pase horas con la tablet sin que yo sepa lo que ve. Tenemos que saber qué aplicaciones tiene y qué uso les da. No se trata de espiar, sino de supervisar, formar y estar al tanto de lo que hace. Y decirle que no puede tener Facebook si tiene once años, que la aplicación no lo permite y que puede cometer errores que pueden ser muy graves. No puede ser que les estemos dando un móvil, con ocho o nueve años, sin formación.

-Otro de los riesgos sobre los que previenen ustedes es el sexting. ¿En qué consiste?

-El sexting es un fenómeno relacionado con fotos o vídeos íntimos comprometedores. Yo me hago una foto y se la envío a una amiga o un amigo, y luego esa persona la envía a otra sin nuestra autorización o la difunde. Es un delito muy serio. Se da mucho en adolescentes. De esto sí que tenemos denuncias aquí, sí que se ha detectado.

-¿Y qué hacer para evitarlo?

-Primero, no nos tenemos que hacer nunca este tipo de fotos. Antes o después nos van a traer problemas. Segundo, si se hacen, no se envían a nadie. Tercero, estas fotos no se reenvían, porque estaré cometiendo el mismo delito que la persona que la ha enviado inicialmente. Cuarto consejo, estas fotos no se guardan, porque cualquiera la puede coger y extorsionarnos. Y quinto, estas fotos no se piden. Y si alguien nos la pide, se le dice que no, y que además se le dice que nos parece muy feo que nos la pida.

-¿Sobre qué otros riesgo advierten?

-El ciberacoso. Cuando varias personas hacen daño a otra a través de la tecnología, con insultos, burlas, motes, rumores, vejaciones. Y el problema es que después vienen los aplausos, los me gusta. Porque los espectadores no pueden alentar al acosador a que continúe con sus burlas y humillando más a la víctima. Tenemos que utilizar las tecnologías de forma responsable. ¿Y qué hacer si somos víctimas de ciberacoso? Pues ir rápidamente a contarlo a nuestros padres o profesores. Y es fundamental el papel de los espectadores, que no aplaudan, que sean capaces de frenarlo.

"No es normal que mi hijo pequeño se pase horas delante de la tablet sin que yo sepa lo que ve"

-¿Alguno más?

-La suplantación de identidad. Utilizar el nombre o la foto de otra personas para hacerme pasar por ella y hacer daño. Es algo muy grave. Y la víctima de repente empieza a recibir llamadas o comentarios y no sabe por qué. Para evitarlo, el primer consejo es no dejar las sesiones abiertas en sitios públicos para que nadie pueda meterse en nuestro perfil. Las contraseñas deben ser secretas, y tener un antivirus actualizado.

-¿De todos estos fenómenos, cuál es el más frecuente?

-El ciberacoso. Por ejemplo en WhatsApp, que es una aplicación muy fácil de utilizar, pero también es fácil hacer daño con ella. Con un simple insulto, un mote, un rumor, puedes hacer daño. O con la simple exclusión de un grupo. Te quiero hacer daño y no te dejo entrar, y ya no eres partícipe de este grupo en el que estamos todos los de la clase. Y para un menor es fundamental estar integrado. Luego también el sexting.

-Parece que nos esforzamos mucho por proteger a nuestros hijos en la vida real, pero los dejamos desprotegidos en Internet.

-Por las charlas que damos a familias, parece que creen que a ellos no les va a pasar. Leemos sobre el ciberacoso o el sexting, y pensamos que a nuestros hijos no les va a pasar. Pero en determinado momento, sí nos puede pasar. Por eso hay que formar a nuestros hijos para que se puedan desenvolver con seguridad en Internet. Más que preocuparnos, debemos ocuparnos. Informarnos y saber a qué contenidos pueden acceder nuestros hijos en Internet. Es la forma de prevenir que pase algo malo. ¿Qué están viendo nuestros hijos en Internet? ¿Lo sabemos? A lo mejor no puedo controlarle todo el tiempo, pero tengo que formarle para que sepa que hay determinados contenidos que no son apropiados para su edad, y que pueden hacerle daño. Y hay otro tema: cúanto tiempo dedican nuestros menores a los aparatos tecnológicos. Tenemos que ponerle normas y límites.

-¿Y cuánto tiempo aconseja usted?

-Las familias tienen que poner los límites que crean convenientes. Yo siempre sugiero que, después del colegio, lo primero tiene que ser lo importante. El estudio, los deberes, las extraescolares, jugar en el parque, hacer deporte... Después de todo eso, se le puede permitir el tiempo que quede, que no es mucho. ¿Qué le puede quedar? ¿Media hora? Lo que no puede ser es que después del cole haya móvil, haya tablet, haya consola... No. Lo primero, lo importante.

-¿Y la edad más adecuada para darles el primer móvil?

-Pues depende. Pero si antes decíamos que la edad mínima para las principales aplicaciones se mueve en una horquilla de trece y catorce años, pues lo lógico es que tengan móvil con esas aplicaciones con trece o catorce años.

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