La Guardia Civil ha dejado bien atado el caso. Los investigadores hallaron una última prueba incriminatoria el pasado viernes por la noche. Los agentes encontraron las zapatillas ensangrentadas del acusado debajo de una cama tras realizar un registro en la finca familiar del sospechoso en Santa Margalida. Se trata de una evidencia muy reveladora, ya que las suelas del calzado incautado coinciden con las huellas de pisada detectadas en el lugar del crimen, en la casa de campo del Camí de Son Creixell, en Sencelles. Además, también han aparecido huellas dactilares del sospechoso, Antonio B.F., de 40 años, que desde ayer permanece entre rejas por orden judicial por un delito de homicidio.

La Guardia Civil se ha volcado en las pesquisas en los últimos días. El Grupo de Homicidios y el Laboratorio de Criminalística del Instituto Armado han rastreado varias propiedades. Han registrado domicilios y fincas en Palma, Sencelles, Santa Margalida e incluso una embarcación amarrada en Can Picafort.

Una de las prioridades era encontrar el cuchillo utilizado en el crimen. Un perro especializado en la detección de sangre se desplazó expresamente con su guía desde Madrid para colaborar en las pesquisas. El arma blanca de grandes dimensiones no apareció, pero los agentes intervinieron otro cuchillo en la finca de Santa Margalida, que deberá ser analizado. La Guardia Civil también se incautó de gran cantidad de efectos y de ropa en esa propiedad. Ayer el acusado del crimen se tapó en todo momento el rostro con una camiseta.