Xisco Gràcia,Xisco Gràcia el espeleólogo mallorquín que sobrevivió 60 horas bajo tierra en una cueva submarina sin luz, sin comida y sin dormir, narra en primera persona la experiencia vivida hasta que fue rescatado, el pasado 17 de abril.

Lo hace en Verne, la revista digital de El País, donde detalla todas las sensaciones que experimentó en el interior de la cueva de sa Piqueta, en Manacor, cuando no sabía si volvería a ver la luz del sol.

"De todas las muertes que puede sufrir un espelobuceador, la mía puede ser de las peores", narra con crudeza. "En las últimas horas le estoy dando más y más vueltas. Literalmente, me encuentro enterrado en vida", reconoce.

Y reflexiona sobre el desenlace más trágico. "Dentro de un tiempo, semanas, si el CO2 no remata antes la faena, moriré de hambre. O de hipotermia. Puede ser una agonía muy larga".

"Y una vez que encuentren mi cadáver ni siquiera podrán sacarlo de aquí, porque las galerías que hay alrededor son muy enrevesadas y será imposible manejar un cuerpo inerte", augura. "Teniendo la muerte tan cerca te planteas cosas que no te planteas normalmente. Por ejemplo, si salgo de ésta, trataré de hacer mejor las cosas. Estoy pensando en todo el tiempo que llevo sin hablar con personas que lo están pasando mal. Esa será una de las primeras cosas que haga, si esq ue lo consigo", afirma en el relato.

"Y también prometo disfrutar de las cosas pequeñas y no enredarme más en problemas absurdos. Pero si no salgo... Tengo dos hijos, de 9 y 15 años. Ellos no se merecen un final así".

Xisco Gràcia relata su peripecia de principio a fin. Desde el momento en que su compañero Guillem se separa de él para buscar ayuda, cuando se rompe el hilo guía, hasta el momento del rescate. Su pérdida del sentido del tiempo, a 900 metros de la superficie, a otras experiencias vividas a lo largo de su dilatada carrera de espeleólogo e investigador. Las largas horas esperando el rescate se convierten en un monólogo interior en el que se mezclan detalles técnicos de la espeleología y el patrimonio subacuático a reflexiones sobre la vida y la muerte. Para concluir con un final feliz cargado de alivio y agradecimiento: "¿Hola? ¿Bernat? ¿Eres tú? ¡Gracias a Dios! ¡Gracias!".