La Policía irlandesa sospecha que un sicario asesinado en ese país fue el autor del crimen por error de un turista tiroteado el pasado verano en Calvià. El hombre habría viajado a Mallorca en agosto por encargo de un clan mafioso, los Kinahan, para acabar con la vida de un miembro de su banda rival, los Hutch, cuyo enfrentamiento se ha cobrado ya una decena de víctimas mortales en España e Irlanda. Pero se equivocó de objetivo y acabó matando a un compatriota, sin ningún vínculo con el crimen organizado, que disfrutaba de unas vacaciones en familia en la isla. El sospechoso, Glen Clarke, de 26 años, apareció en diciembre pasado con un tiro en la cara cerca de Dublín. Las pistas recabadas en la escena han permitido relacionarlo con otro asesinato cometido el año pasado en Irlanda, en el que también falló y acabó matando a la persona equivocada.

Tanto la Guardia Civil como la Gardaí, la Policía irlandesa, tienen indicios que sitúan a Clarke en Mallorca cuando se produjo el asesinato en Costa de la Calma (Calvià) el 17 de agosto de 2016. Trevor O´Neill, funcionario en el Ayuntamiento de Dublín de 41 años que estaba de vacaciones junto a su mujer y sus tres hijos de 4, 6 y 11años, recibió un disparo en plena calle y murió esa misma noche en Son Espases. El tirador, un encapuchado que huyó a la carrera tras el tiroteo, apenas dejó rastro. No se encontraron casquillos, ya que el asesino utilizó al parecer un revólver, ni restos biológicos. La pista principal fue la grabación de la cámara de seguridad de un comercio cercano, que lo captó cuando escapaba después de disparar a la víctima.

Sangrienta guerra de clanes

La Guardia Civil descubrió en cuestión de horas que Trevor O´Neill había sido asesinado por error. Cuando fue tiroteado, el hombre paseaba junto a un grupo de compatriotas, entre ellos un sobrino de un líder de la banda de los Hutch con quien había entablado cierta amistad durante sus vacaciones en Mallorca. Esta persona se había refugiado en la isla para huir del enfrentamiento entre su clan y los Kinahan, dos bandas mafiosas rivales que en los últimos años mantienen un sangriento enfrentamiento. Su guerra se ha cobrado una decena de víctimas tanto en su país, Irlanda, como en la Costa del Sol, en Málaga, donde están afincados algunos jefes de estos grupos. Los investigadores de la Guardia Civil, con la colaboración de la Gardaí, llegaron a la conclusión de que el verdadero objetivo real de los disparos era el miembro de los Hutch y que el autor del crimen era un sicario de los Kinahan desplazado a Mallorca para matarlo.

El tirador actuó solo, pero los agentes encargados del caso sospechan que tuvo ayuda para escapar. El hombre fue visto corriendo en dirección al mar, por lo que una de las hipótesis que se manejan es que subió a bordo de una embarcación.

Todas las gestiones para identificar y localizar al asesino resultaron infructuosas hasta que se produjo otro crimen a finales del año pasado en Irlanda. El 2 de diciembre, un joven de 26 años apareció malherido en el interior de una furgoneta robada y con placas de matrícula falsas en la localidad de Leixlip, en la periferia de Dublín. El hombre, Glen Clarke, tenía un disparo en la cara y murió al día siguiente en un hospital.

La Policía irlandesa ha comprobado que el ADN de Clarke apareció en una pistola utilizada para cometer otro crimen en abril de 2016 en Dublín. También en aquella ocasión el asesino se equivocó de víctima cuando pretendía atentar contra un integrante de los Hutch. Martin O´Rourke, de 24 años y sin ninguna relación con las bandas mafiosas, falleció al recibir varios disparos en la cabeza a las puertas de un bar.

Los agentes vinculan a Clarke con estos dos asesinatos por error y, al mismo tiempo, tratan de aclarar quién está detrás de la muerte del supuesto sicario. Inicialmente su fallecimiento fue tratado como un suicidio, pero las investigaciones posteriores apuntan a que fue asesinado. Una de las hipótesis que maneja la Gardaí es que fueran los propios Kinahan quienes decidieran matarlo como represalia por sus errores.