"Arrojaba desde arriba agua sucia encima de mi pasillo. También restos de comida, grasas, aceite de fritura. Y por la parte trasera de mi vivienda tiraba cubos con suciedad. Estas sustancias y líquidos que ella arrojaba suponían un peligro. Yo llegaba de noche de trabajar y podía resbalar y caer". Es el relato de un vecino de Sóller cuya estancia en su casa se convirtió en un sinvivir durante dos años y medio, entre 2013 y 2015. Ayer declaró en un juicio en Palma contra su vecina por un delito de daños y otro contra la integridad moral.

"Empecé a vivir allí en 2012 y en 2013 tuve que colocar un toldo a raíz de las primeras denuncias contra ella, no las de este caso. También me insultaba, me chillaba. Decía que nos fuéramos a nuestro país y que dejáramos de robar", prosiguió el perjudicado. Según su versión, la acusada les profería comentarios despectivos y vejatorios de carácter xenófobo por su origen al ser inmigrantes colombianos.

"Creo que ella me esperaba a que yo llegara a casa. Entonces, salía y me insultaba. Me decía de todo. A mi hijo pequeño que tiene una discapacidad auditiva también le insultaba porque él lee los labios. Ya hubo sentencias condenatorias anteriores por hechos similares pero luego ella siguió igual", aseguró el denunciante.

"No he podido hacer una vida normal, mi mujer toma pastillas para dormir, tenemos ansiedad y me he planteado dejar mi casa. Me he sentido mucho más que menospreciado", añadió.

Su esposa confirmó que eran increpados de forma reiterada. "Cada vez que salíamos era lo mismo. También tiraba cubos de agua con lejía, con aceite o con comida desde la ventana de la cocina o desde un balcón. Yo lo he presenciado. Dañaba las plantas, la ropa. Siempre estaba pendiente de cuándo pasábamos. No nos podíamos ni sentar. Todo esto afectaba a mi vida personal y familiar. Me sentía amenazada. También se metía con mis hijos. Nunca le dimos ningún motivo para que hiciera esto, no sé si era por ser inmigrantes", detalló la testigo en la vista oral.

La dueña de la vivienda, que puso en alquiler el inmueble, recordó ayer que ella presenció los hechos y los sufrió "durante muchos años". Según indicó, en una ocasión, cuando cenaban en la terraza, la sospechosa empezó a arrojar agua. "Con los inquilinos, se ha agravado mucho la situación. Antes, cuando mi padre vivía allí, los hechos no eran con esta intensidad", aclaró la mujer.

Tres guardias civiles que realizaron una inspección ocular en la casa afectada confirmaron que detectaron agua sucia y que las plantas de la zona ajardinada estaban quemadas o enfermas. Un agente declaró que los hechos tenían que ser intencionados, mientras que otro apuntó que, a su entender, el agua sucia no había sido arrojada aposta, ya que el desagüe de una tubería vertía allí.

La acusada negó todos los hechos. Negó los insultos, así como haber arrojado cubos de agua sucia a sus vecinos. Según su versión, el líquido provenía de una tubería que desagua allí. "El agua cae en un cubo, pero lo quitaron. Han hecho obras ilegales. Yo soy la mujer más coaccionada de España", recalcó la mujer.

La fiscal pidió una pena de multa y un año y medio de cárcel por un delito continuado de daños y otro contra la integridad moral, además de la prohibición de aproximarse a los perjudicados durante seis años. La acusación particular solicitó una multa y dos años y medio de prisión por coacciones. La defensa reclamó la libre absolución de la vecina al no quedar acreditados los hechos.