Un turista italiano aceptó ayer una condena de tres años y nueve meses de cárcel por intentar asesinar a un amigo, golpeándole 30 veces en la cabeza con la puerta de una caja fuerte, mientras dormía en un hotel de Palmanova (Calvià). La víctima sufrió lesiones muy graves, precisó 150 puntos de sutura y padece secuelas físicas y psicológicas. El acusado reconoció los hechos durante el juicio y pidió perdón por la agresión. Su abogado pedirá su traslado a una prisión de su país para terminar de cumplir la pena.

El hombre se benefició de un acuerdo entre su abogado, la fiscal y la acusación particular. El ministerio público reclamaba inicialmente diez años de cárcel por intento de asesinato. Pero ayer rebajó su petición al mínimo establecido para este delito, apreciando la atenuante de reparación del daño porque el acusado ya había indemnizado a la víctima antes de la celebración del juicio.

La brutal agresión, cuyo móvil sigue siendo una incógnita tras el proceso judicial, se produjo el 12 de junio de 2015 en un hotel de Palmanova donde el agresor y la víctima, ambos de 50 años, estaban alojados durante sus vacaciones en Mallorca. A las tres de la madrugada, el condenado aprovechó que su compatriota dormía para intentar asesinarlo. Arrancó la puerta metálica de la caja de seguridad de la estancia y la utilizó como arma.

El acusado, Fabrizio G., comenzó a propinarle golpes en la cabeza con la intención de acabar con su vida. La víctima recibió una treintena de impactos, mientras trataba de defenderse interponiendo las manos. La agresión no cesó hasta que los gritos del hombre alarmaron a otros clientes y varios trabajadores del establecimiento.

Al verse sorprendido y temiendo una inminente llegada de la Policía, el procesado intentó huir, descolgándose desde el balcón de su habitación, en la quinta planta del edificio. Sin embargo, los agentes lograron capturarlo poco tiempo después. Desde entonces, el hombre permanece en prisión.

Su amigo fue trasladado de urgencia a Son Espases en estado muy grave. Presentaba importantes cortes y fracturas en la cara y la cabeza, donde recibió 150 puntos de sutura, así como lesiones en las manos al haber tratado de protegerse con ellas. Los médicos temieron seriamente por su vida, pero el afectado logró recuperarse. Estuvo seis días hospitalizado y más de cinco meses convaleciente. Pese a salvar la vida, le quedaron importantes secuelas físicas y psicológicas. El hombre padece un síndrome postraumático, ha perdido capacidad auditiva y tiene numerosas cicatrices en la cabeza y las manos.

La Guardia Civil apuntó a una discusión de pareja como origen de la agresión, pero tanto el agresor como la víctima negaron haber mantenido una relación sentimental. La única explicación que ofreció el acusado fue que su acompañante le obligaba a tomar unas pastillas prescritas por su médico. No consta que el sospechoso padezca ninguna enfermedad psiquiátrica ni estuviera bajo el efecto de las drogas. Un informe encargado por la defensa a un perito apuntó a un trastorno mental transitorio.

El acusado fue conducido de nuevo a la prisión de Palma tras la celebración del juicio. Su abogado, Enrico Brusaterra, anunció que solicitará el traslado del hombre a Italia para cumplir el resto de la condena más cerca de su familia.