Un amplio dispositivo de rescate se puso en marcha la tarde del jueves para tratar de socorrer a un excursionista alemán, de 59 años, que había sufrido una parada cardiorrespiratoria. La víctima, de 59 años, se sintió indispuesta cuando se encontraba en sa Talaia d'Alcúdia. Los esfuerzos por salvarle fueron vanos y, finalmente, se vieron obligados a certificar su defunción.

El incidente ocurrió sobre la una de la tarde. Los servicios de emergencia del 112 recibieron una llamada alertando de que un excursionista alemán acababa de sufrir una parada cardiorrespiratoria cuando se encontraba en sa Talaia d'Alcúdia. Al tratarse de un lugar de difícil acceso, las labores de salvamento se antojaban harto complicadas.

Numerosos efectivos se movilizaron contrarreloj para intentar salvar la vida de la víctima. En un intento desesperado, el helicóptero de la Guardia Civil, medicalizado, trasladó a un médico del Ib-salut para llegar rápidamente al lugar donde se encontraba el excursionista.

Mientras tanto, otras personas con conocimientos sanitarios que se encontraban en la zona realizaron al hombre maniobras de reanimación cardiopulmonar para tratar de reactivar sus constantes vitales y estabilizarle lo suficiente hasta la llegada al lugar de los servicios de emergencia.

Además del helicóptero del Instituto Armado, el dispositivo de rescate se extendió a ras de suelo. Dotaciones de Bombers de Mallorca, procedentes del parque de Alcúdia, y miembros del Grupo de Montaña, del parque de Inca, se movilizaron con celeridad.

Otro tanto ocurrió con los efectivos del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil. También se movilizaron una UVI móvil del Ib-salut y el médico del PAC de Alcúdia con la esperanza de poder salvarle la vida.

Lógicamente, el primero en llegar a la cima de sa Talaia d' Alcúdia fue el helicóptero medicalizado del Instituto Armado, del que se bajó el médico para atender a la víctima. Los denodados esfuerzos por mantenerle con vida de las personas que estaban en la cima, apenas habían conseguido reactivar las constantes del excursionista germano.

El médico se dispuso a realizar maniobras avanzadas para conseguir estabilizar a la víctima lo suficiente para subirle a la aeronave y llevarle hasta Son Espases. Cuando parecía que el excursionista podría remontar la crítica situación que había afrontado en la cima de sa Talaia, no logró reaccionar y el facultativo se vio obligado a certificar la defunción. El titánico esfuerzo de salvamento no fructificó.