Un joven fue condenado ayer a un año y tres meses de prisión, sustituibles por multas de 2.430 euros, por dar un masaje erótico a un niño de 12 años que le pagó 90 euros en Palma. Además, aprovechó la visita al domicilio del menor para robar varias joyas de su madre. El acusado fue contratado por el pequeño mediante un anuncio de internet y le prestó un servicio sexual, manoseándole la espalda y los glúteos mientras ambos estaban desnudos, pese a ser consciente de su edad.

El condenado, de 25 años, se enfrentaba inicialmente a una petición de condena por parte de la fiscalía de nueve años y medio de cárcel por delitos de hurto, corrupción de menores y abuso sexual. Sin embargo, el ministerio público cercenó ayer su reclamación tras alcanzar un acuerdo de conformidad con el abogado defensor, Gaspar Oliver. La fiscal María Moretó retiró la acusación de abuso sexual, apreció la atenuante de dilaciones indebidas como muy cualificada por el tiempo que la causa judicial ha estado paralizada y rebajó su petición de condena a un año y tres mes de prisión, sustituibles por multas que suman 2.430 euros. El acusado admitió los hechos ante el tribunal, que dictó entonces sentencia firme.

Los hechos ocurrieron en septiembre de 2013. El condenado tenía entonces 21 años y se ofrecía en internet como masajista erótico. El anuncio llegó a un niño de 12 años, que llamó al teléfono de contacto. El pequeño colgó en cuanto respondieron la llamada, pero el joven decidió entonces marcar su número para concertar un servicio, sin saber entonces que se trataba de un menor.

El acusado logró así concretar un encuentro en el domicilio del menor para la tarde del 19 de septiembre, momento en el que, según le explicó el niño, estaría solo en casa. El masajista acudió al domicilio, en s'Arenal, y comprobó entonces que el cliente era menor de 13 años, a pesar de lo cual no desistió.

Antes de realizar el servicio, el joven pidió permiso para ir al baño. Allí encontró un joyero en el que había varias alhajas de la madre del niño y decidió llevárselas. Se adueñó de dos pulseras, un anillo, una cadena y dos pendientes, todo valorado en 862 euros.

Cuando el acusado salió del aseo, el niño le entregó 90 euros como pago por el masaje erótico. Ambos se quitaron toda la ropa y se quedaron desnudos. Fueron hasta el dormitorio de los padres del pequeño, que se tumbó boca abajo en la cama. El procesado le hizo diferentes tocamientos por la espalda y los glúteos, pero el masaje acabó antes de lo previsto, ya que el niño se asustó y pidió al adulto que se marchara. El joven no puso reparos y se fue de la vivienda con los 90 euros y las joyas robadas.

La fiscalía sostenía en su escrito de conclusiones provisionales que en los días siguientes el acusado llamó por teléfono al menor al menos seis veces para concertar otra cita similar, pero la víctima no respondió. El ministerio público retiró ayer, tras pactar con la defensa, estos hechos de su relato.

Los padres del adolescente descubrieron lo ocurrido y presentaron una denuncia. La investigación policial culminó el 30 de octubre de aquel año, cuando el sospechoso fue detenido. Quedó en libertad al día siguiente. Desde entonces, el procedimiento estuvo paralizado por causas no imputables al acusado, en dos periodos diferentes, durante 18 meses. Esta demora llevó al ministerio público a apreciar la atenuante de dilaciones indebidas muy cualificadas.

Antes de la celebración del juicio, el ahora condenado ya había indemnizado con 772 a la madre del niño por las joyas que robó y no han podido ser recuperadas, por lo que la mujer había renunciado ya a la compensación que pudiera corresponderle.