"Le di un empujón y, como ella me gritaba, me puse nervioso y le di un golpe. No quería hacerle daño. No controlaba mis fuerzas, forcejeamos. Le di un segundo golpe, ella cayó al suelo y empezó a sangrar mucho. Me asusté un montón, traté de reanimarla. No tuve intención de matarla, en ningún momento". Miguel Antonio R.P., de 24 años, admitió ayer con frialdad ser el autor del crimen de es Fortí. El acusado reconoció en la primera sesión del juicio en la Audiencia de Palma haber matado a su vecina Esperanza Ferrutxe Frau, de 45 años, dándole dos golpes tras forcejear con ella en su casa en diciembre de 2015. También confesó que le robó joyas y dinero. No se le escapó ni una lágrima ni se mostró conmovido.

El procesado, sin perder los nervios durante su declaración en la que se negó a contestar a la fiscal y al letrado de la acusación particular, explicó ante el tribunal de la sección primera que no tenía intención de acabar con la vida de la mujer. El joven alegó que la noche anterior estuvo bebiendo mucho alcohol en varios bares de la ciudad y además consumió cocaína y medicación.

Según su versión, la madrugada del 23 de diciembre de 2015, cuando regresaba a casa de sus abuelos en la calle Port de Cariño, en es Fortí, "ya no podía más, no me aguantaba más". Según indicó, estaba muy perjudicado por las drogas y el alcohol. El joven recordó que hizo mucho ruido con las llaves al abrir la puerta de la finca.

"Serían la una o una y media de la mañana, al final abrí la puerta y salió Esperanza. Creo que salió por el ruido que hice con las llaves. Me empezó a gritar diciéndome 'qué susto'. Yo le dije 'disculpe'. Le pedí si podía pasar cinco minutos a su casa para que mis abuelos no me vieran así. Pasé cinco minutos, discutimos, me dijo que apestaba a alcohol y que me fuera a casa. Empezó a chillar. Le di un empujón y, como seguía gritando, me puse nervioso y le di un golpe. No quería hacerle daño. No controlaba mis fuerzas, forcejeamos. Le di un segundo golpe, ella cayó al suelo y empezó a sangrar mucho. Me asusté un montón, traté de reanimarla. La cogí y la llevé hasta su habitación como pude. Se me cayó varias veces, vi que no respiraba, me asusté muchísimo. Luego, empecé a tirarlo todo, a romper todo lo de la casa, libros, cajones de ropa", relató el sospechoso, que únicamente respondió a su abogada defensora.

Roba joyas y 40 euros

El joven negó ayer que quisera robar a su vecina, pero luego detalló que se llevó un collar y un reloj de la perjudicada. "Lo cogí y lo tiré en la basura. También cogí 40 euros que estaban allí", señaló, reconociendo finalmente el robo.

El sospechoso también está acusado de incendiar el domicilio de la víctima tras el crimen. Ayer indicó que no lo recordaba. "No recuerdo haber pegado fuego al colchón de la cama de Esperanza. No recuerdo haber abierto las espitas del gas", destacó ante la sala. "No tuve intención de matarla, en ningún momento. Hasta el día de hoy no me veía capaz de asumir lo que hice", aseguró ayer en la vista oral, a la que asistió un grupo de estudiantes de un instituto.

La fiscalía reclama una condena de 40 años de cárcel para el joven sospechoso de matar y robar a su vecina y también por pegar fuego a su domicilio en el barrio de es Fortí en Palma en diciembre de 2015. Mientras, el letrado de la acusación particular, Miquel Arbona, solicita 50 años de prisión.

El acusado, Miguel Antonio R.P., de 24 años, que permanece preso desde hace un año y tres meses, conocía desde niño a la víctima, Esperanza Ferrutxe Frau, de 45 años, e incluso había frecuentado su casa. Según la fiscalía, sabía que ella solía guardar dinero en su vivienda, por lo que decidió desvalijarla la madrugada del pasado 23 de diciembre de 2015. Así, llamó a su puerta a altas horas de la mañana y, cuando la mujer le abrió, supuestamente la atacó con gran violencia y acabó con su vida. "No me creía capaz de haber hecho esto. No me lo creía. Cuando bebo, tengo problemas para controlarme", aseguró.

La fiscalía considera al muchacho, que cuenta con antecedentes penales al haber sido condenado por lesiones, resistencia a la autoridad y violencia sobre la mujer, autor responsable de un delito de asesinato, otro de robo e incendio. Solicita para él sendas penas de veinte años, cinco y quince años de prisión, lo que suma una condena de 40 años por el brutal crimen que conmovió a la isla poco antes de Navidad. En concepto de responsabilidad civil, pide una indemnización de 40.000 euros en favor de los dos hermanos de la fallecida. La víctima era una mujer muy querida y conocida en la barriada. La mujer trabajaba en una sucursal bancaria de la ciudad.

Los hechos ocurrieron la madrugada del 23 de diciembre de 2015. El acusado llegó a romper la nariz a la víctima, que murió estrangulada. Poco después, arrastró el cadáver hasta su dormitorio y prendió fuego al colchón esparciendo el contenido de unas botellas de licor y abriendo las espitas del gas.