Un policía nacional que participó en la investigación del crimen de es Fortí ha recalcado hoy en el juicio en la Audiencia de Palma que les llamó mucho la atención el comportamiento del joven acusado horas después de los hechos. "Es un vecino que llegó a casa a las siete de la mañana, llamó la atención su actitud esquiva, estaba muy nervioso", ha recordado el investigador. El agente ha detallado que cuando tomaban declaración a sus abuelos, que vivían de alquiler en el tercer piso de la misma finca donde se produjo el asesinato, el sospechoso estaba en su cuarto y parecía que quería escuchar pero no salía de la habitación.
El inspector policial ha manifestado que comprobaron que el acusado tenía antecedentes por lesiones, resistencia a la autoridad y malos tratos. "Un agente le observó los nudillos golpeados y su primera reacción fue tapárselos. Él dijo que no sabía cómo se había producido esas lesiones y que se acababa de enterar", ha manifestado el testigo.
Otro agente ha declarado que, en el momento de ser trasladado a Jefatura, Miguel Antonio R.P., de 24 años, de forma espontánea les confesó el crimen. "Nos dijo que estaba muy arrepentido, que él era el autor de la muerte, que iba muy borracho y drogado, se le fue la cabeza, la golpeó y la mató asfixiándola", ha puntualizado. El instructor del caso ha indicado que concluyeron que el móvil del crimen fue el robo.
Un policía ha incidido en que, una vez el procesado ya había sido detenido y se hallaba en prisión, su familia descubrió una chaqueta del joven manchada de sangre oculta en el transportín del gato y la entregó a los investigadores.
Cuando los agentes entraron en el domicilio de la víctima, la casa estaba completamente revuelta, con el suelo con grandes charcos de sangre y muchos papeles esparcidos. En una habitación, bajo algunos muebles y estanterías, encontraron el cadáver de la mujer asesinada. "Tenía la cara contusionada, los ojos amoratados, el labio inferior roto, el frenillo roto y un diente y la nariz rotos. Creemos que murió por asfixia. Al menos presentaba dos golpes, uno en la ceja derecha y otro en la barbilla", ha explicado el instructor.
Los bomberos de Palma que intervinieron la madrugada del 23 de diciembre de 2015 en la planta baja de Port de Cariño donde vivía la víctima han manifestado que el foco del siniestro lo localizaron en una habitación. "Era un claro incendio de noche, no había mucha temperatura, humo sí. Se había iniciado horas antes. El fuego se había autoextinguido", ha aclarado uno de los especialistas. Probablemente se autoextinguió por falta de oxígeno, según ha señalado un sargento de los bomberos. No fue preciso desalojar el edificio, se quedó confinado en la propia vivienda, según el testigo, quien ha agregado que no había riesgo para el resto de vecinos.
Otro bombero ha recordado que al entrar en la vivienda no encontraron llamas, sino brasas. "Vi una cocina con todas las espitas del gas abiertas", ha añadido. "Era un fuego latente, que ardía con poca aportación de oxígeno", ha destacado un cabo de los bomberos. El colchón de la cama de la víctima se hallaba parcialmente carbonizado.
La exnovia del acusado ha declarado que el procesado tenía cambios de humor. "Era una montaña rusa, es una persona con muchos altibajos", ha asegurado. Según su versión, al muchacho le gustaba cuidarse. "Iba al gimnasio, estaba fuerte", ha reconocido. La madrugada del crimen, la joven recibió varias llamadas por parte del procesado porque él quería quedarse a dormir en su casa, pero ella se opuso.
Por su parte, otros testigos, inquilinos del edificio de la calle Port de Cariño, en es Fortí, y familiares de la víctima, han coincidido al recordar a la mujer asesinada, Esperanza Ferrutxe Frau, de 45 años, como una persona cariñosa, generosa, muy servicial y atenta. "Era un encanto de persona, nunca la vi gritar a nadie", ha relatado una vecina. Un familiar ha explicado ante la sala que varias joyas de la fallecida y bisutería nunca aparecieron.
El juicio por el crimen de es Fortí está previsto que continúe mañana en la Audiencia de Palma.
