Un recluso aceptó ayer en la Audiencia Provincial una pena de tres años de prisión por traficar con drogas en la cárcel de Palma donde cumplía condena en junio de 2015. El preso fue descubierto durante un cacheo en el centro penitenciario cuando le encontraron tres barras de resina de cannabis que ocultaba en su ropa interior. Luego, constataron que también escondía en el recto una bolsa de hierba seca de cannabis y otros cuatro envoltorios con 0,54 gramos de heroína. Esta última sustancia era para su propio consumo, mientras que el resto de drogas era para distribuirla en la cárcel y también para consumirla él mismo.

Ayer al mediodía, el acusado, de 31 años, se conformó con los hechos ante el tribunal de la sección primera y se declaró autor de un delito contra la salud pública de sustancias que no causan grave daño a la salud cometido en un centro penitenciario. Inicialmente, la fiscalía reclamaba para él una condena de nueve años de prisión, pero ayer rebajó su petición. El ministerio público apreció la circunstancia atenuante de grave adicción a las drogas. Al final, el recluso estuvo de acuerdo con los tres años de cárcel y una multa de 300 euros.

Los hechos se remontan a la mañana del pasado 18 de junio de 2015 en la prisión de Palma, donde el acusado cumplía condena. Ese día fue sometido a un cacheo integral y se le encontró en su ropa interior un envoltorio que entregó voluntariamente y que contenía tres barras de resina de cannabis con un peso de 18 gramos.

Al sospechar que el interno poseía más droga en su organismo, se le realizó una prueba radiológica con la que estuvo de acuerdo y así se pudo comprobar que portaba en su organismo dos cuerpos extraños. Uno de ellos, que estaba en su recto, acabó dándoselo a los funcionarios. Se trataba de hierba seca con cogollos de cannabis. Estas sustancias eran para su propio consumo y para venderlas en prisión. Luego, se le vigiló y el preso se extrajo otro objeto del recto que ocultó en un calcetín. Llevaba medio gramo de heroína.