El grupo de turistas del Imserso que viajaban en el autobús siniestrado proceden de distintos lugares de Mallorca. Hay vecinos de Palma, Llubí, Marratxí y la Colònia de Sant Pere. Entre estos últimos está el párroco de Manacor, Andreu Genovart, que explicaba que pasaron "un susto muy grande" cuando el parabrisas del vehículo colectivo recibió el impacto del turismo".

Genovart viajaba en la parte central del autocar, por lo que no llegó a presenciar los instantes previos a la colisión, aunque tanto la guía como los ocupantes de los asientos delanteros se lo habían contado con detalle.

"Hasta ese momento habíamos tenido un viaje muy bueno, porque nuestro chófer conducía muy bien, a una velocidad muy moderada", explicaba el sacerdote ayer por la tarde. "En el momento del accidente íbamos por una recta muy larga y estaba granizando. Pensamos que esa circunstancia fue la que hizo que el coche, que venía en sentido contrario al nuestro, perdiera el control, quizá al frenar".

Según el relato de Genovart, "el coche se puso delante nuestro y chocó frontalmente. En ese momento nos asustamos, porque el cristal del parabrisas quedó reventado. Tras la colisión el coche salió volando por los aires y quedó en la cuneta. En ese primer momento ya nos dimos cuenta de que tenía que ser algo muy grave, porque quedó hecho un acordeón".

El párroco destacó el buen hacer del chófer, "que tras el accidente redujo la velocidad lentamente y no trató de frenar bruscamente", ante el peligro que suponía el granizo en la calzada. El autobús se detuvo finalmente a un kilómetro del lugar del siniestro.

Todos los ocupantes del bus estaban ilesos, salvo la guía, que tenía una contusión en la rodilla.

El grupo tuvo que esperar una hora y media hasta que llegó un vehículo de repuesto, y prosiguieron el viaje.