El juicio que se inició ayer contra un jubilado por abusos sexuales a su sobrina de entre dos y tres años en Palma en 2013 y 2014 ha quedado hoy al mediodía visto para sentencia en la Audiencia de Palma. El acusado, de edad avanzada, mantuvo su inocencia el primer día. Su abogada defensora ha solicitado su libre absolución. Mientras, la fiscal ha reclamado una condena de cinco años de prisión por un delito continuado de abuso sexual, además de 20.000 euros de indemnización por daños morales y la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima por un periodo de diez años.

El sospechoso ha aprovechado el turno de la última palabra para destacar que varias manifestaciones efectuadas por los testigos durante el juicio eran inciertas. El hombre ha puntualizado que la perjudicada nunca le vio sus genitales y ha negado haberle prohibido la entrada a su habitación a otro sobrino.

La fiscal, durante sus informes, ha pedido que el encausado sea condenado porque los hechos han quedado acreditados. Según su tesis, la menor indicó en la vista oral que no recordaba lo sucedido, pero una psicóloga explicó más tarde que la niña no quería revivir los hechos y por eso decía que no se acordaba, como una barrera de autoprotección. El ministerio público también ha destacado como muy revelador el testimonio de otra sobrina del sospechoso, ahora adulta, quien relató que veinte años atrás había sufrido tocamientos íntimos por parte del hombre, pero que en aquellos momentos no quiso denunciar. La fiscal ha reconocido que estos hechos ahora están prescritos, pero son una prueba más contra el acusado. También ha subrayado las declaraciones de las psicólogas del Consell y el Govern, que apuntaron que la versión de la niña era compatible con los hechos denunciados. Las peritos descartaron que la menor estuviera influenciada y manipulada y una de las especialistas fue muy contundente al afirmar que la pequeña describía una sensación íntima fruto de una experiencia vivida. Cuando fue explorada por la perito, la perjudicada detalló que su tío le quitaba la ropa interior y le hacía tocamientos.

La defensa ha solicitado la absolución del jubilado al considerar que la acusación carece de fundamento y que la niña estaba influenciada por su madre por la reacción que esta tuvo cuando sospechó que su hija había sufrido abusos. La letrada ha tratado de desacreditar el testimonio de la progenitora, de la sobrina que explicó que veinte años atrás había sido víctima de abusos y también de la psicóloga del Consell, a la que ha criticado con dureza diciendo que el relato de la menor no había sido libre y que no había aplicado el método o protocolo más indicado. La abogada ha detallado que había dudas en las periciales practicadas y que, por tanto, no existe prueba de cargo contra su representado. Según ha agregado, el hombre no ha querido conformarse con una rebaja de dos años de cárcel, pena por la que no hubiera llegado a ingresar en prisión. La defensora también ha indicado que había contradicciones a lo largo del proceso y ha planteado varias hipótesis. Al final de sus informes, la letrada ha pedido a la sala que deduzca testimonio por denuncia falsa a la madre de la víctima.