Un preso del Centro Penitenciario de Palma avisó el pasado mes de diciembre por medio de tres instancias del delicado estado de salud en el que se encontraba su compañero de celda. Los escritos no encontraron respuesta ni ningún médico asistió al interno. Un día después, el recluso falleció.

El trágico hallazgo se efectuó la mañana del 23 de diciembre de 2016. Un preso de 32 años apareció muerto en su celda, en el módulo tres del Centro Penitenciario de Palma. La causa del óbito se estableció en muerte natural o sobredosis por consumo de drogas.

Abogados del Equipo 25.2, que vela por los derechos de la población reclusa, han interpuesto una denuncia al apreciar que se podría haber cometido un presunto delito de omisión del deber de socorro o un homicidio por imprudencia grave.

Los letrados resaltan en su denuncia que el compañero de celda había alertado por medio tres instancias dirigidas a tres organismos diferentes del Centro Penitenciario de Palma del crítico estado de la víctima. Los escritos fueron dirigidos a la directora de la prisión, al subdirector de Seguridad y al Servicio Médico de Urgencias.

El recluso solicitaba la presencia urgente de un médico para que visitara a su compañero y alertaba de su supuesta intención de acabar con su vida.

"El interno nuevo en el módulo me ha dicho que esta noche se va a suicidar. Por otro lado (ruego) que al interno le vea el médico, ya que va muy drogado porque yo no lo veo bien", reza la instancia dirigida a la directora del Centro Penitenciario.

El programa de IB3 ´Dues Voltes´ emitió el martes un espacio con varias cartas remitidas por reclusos de la prisión palmesana en las que denunciaban supuestas palizas e irregularidades en el interior de la cárcel.

Hace un mes, un preso que acababa de cumplir condena en Eivissa se puso en contacto con el programa de la televisión autonómica para denunciar que un recluso de la cárcel palmesana "lo estaba pasando mal". Una serie de denuncias de otros internos salieron a relucir.

"Los funcionarios me pegaron una paliza, porque les dio la gana", denunciaba un interno en una misiva. "Yo entiendo que si me pusiera agresivo, me reduzcan, pero pegarme por la cara...Y después qué hacemos. Denunciamos para que nos hagan la vida imposible y nos peguen más fuerte", prosigue.

En dicha carta, el preso hace mención a la supuesta permisividad de algunos funcionarioas con el tráfico de drogas y el presunto contrabando de bebidas alcohólicas. "Muchos de ellos dejan pasar la droga al centro", indica. "Otros venden botellas de JB por treinta y cien euros".

Otro recluso denuncia la supuesta falta de tratamiento entre rejas. "Entras en la cárcel con una terapia y te la quitan". El preso también abunda en las dificultades que existen para acceder a los servicios médicos."Hay personas que esperan entre tres y cinco años para salir al hospital para que le atienda un médico especialista". "El sistema penitenciario de la prisión de Palma es meramente punitivo: castigar. No rehabilitar, no reeducar y no reincoporar", recalca.

Asimismo, varios internos insisten en sus cartas en los presuntos problemas que se les plantean para poder acceder a los permisos. De acuerdo con sus textos, muchos de ellos son denegados sin razones aparentes.

"¿Cómo es posible que se denieguen los permisos por las mismas razones que hace un año si la persona no tiene nada nuevo en el expediente y mejoró en la escuela, en los cursos de formación y en el destino?", se pregunta un recluso.

Uno de los lugares que concentra más denuncias es el régimen de aislamiento. "Después de un cacheo atado a un preso, como a Jesucristo, de pie y le pegaron unos diez funcionarios. Aparte es tan sucio que es peligroso para la salud. Las condiciones son inhumanas. Golpear internos donde no hay cámaras es cosa normal allí", resalta.

Por lo que respecta a las internas, también existen quejas por la existencia de un único módulo de mujeres, en lugar de dos. "Hay muchos vicios de droga y trapicheo. Nos hace perder nuestros derechos".