Miguel Ángel Muñoz Blas, de 41 años, acusado del asesinato de la peregrina estadounidense Denise Pikka Thimen, se jactó ante la Policía de que sin su ayuda nunca hubieran encontrado sus restos, según ha explicado este miércoles un agente de Policía Científica que participó en el levantamiento del cadáver.

Este agente ha testificado desde Madrid por videconferencia en el juicio que se sigue en la Audiencia de León contra Muñoz Blas, quien supuestamente asesinó a la peregrina el 5 de abril de 2015, el mismo día de su desaparición.

Ha explicado que el cuerpo sin vida de la peregrina estaba debajo de un pino y cubierto por diversa vegetación pero no se había hecho un agujero expresamente para enterrarlo, desnudo y en avanzado estado de descomposición.

No obstante, el cadáver, que fue hallado el 11 de septiembre de 2015, cinco meses después de la desaparición, mostraba signos de haber sido enterrado con anterioridad, ya que, como el propio acusado reconoció, lo cambió de lugar a finales de agosto para evitar que pudiera ser hallado.

El policía ha detallado que, pese a lo deteriorado que estaba, ya pudieron apreciar que le habían cortado las manos, que el acusado reconoció que también había enterrado aunque no les dijo donde, por lo que no pudieron localizarlas.

Este agente también estuvo presente cuando se realizó la autopsia en el Instituto Anatómico Forense de Ponferrada (León), donde las forenses le entregaron el fémur de la pierna derecha y las cinco uñas del pie izquierdo para proceder a la identificación del cuerpo, restos que permitieron confirmar que se trataba de la peregrina estadounidense.

Además, ha asegurado que el acusado dio en todo momento muestras de estar "en su sano juicio" y que "contaba lo que quería contar y como quería, y se callaba lo que no quería decir".