Los policías nacionales que analizaron el material informático incautado al pederasta alemán que está siendo juzgado en la Audiencia de Palma han confirmado hoy que encontraron más de 10.000 archivos sexuales en su casa. Los investigadores han destacado que se trataba de fotografías y vídeos de contenido pedófilo, si bien no visionaron todas las imágenes. Los especialistas han detallado que extrajeron el material pornográfico infantil de los dos ordenadores, discos duros, discos compactos y cámaras intervenidas en el domicilio del sospechoso en Palma a principios de 2016. Según su versión, unos 1.600 archivos, todos de nomenclatura pedófila, se compartían a través de un programa informático de distribución, si bien los peritos han precisado que no los abrieron uno a uno.

Varios agentes han declarado hoy en la segunda sesión del juicio contra el procesado, para el que la fiscalía solicita 19 años y tres meses de prisión por haber violado en varias ocasiones a un menor de entre 13 y 14 años al que tenía acogido en su casa en Palma a lo largo de 2015 y también por exhibirle vídeos pedófilos y pornografía de adultos. El acusado, un ciudadano germano que cuenta con una condena anterior en su país de nueve años de cárcel por abusos sexuales, utilización de menores con fines pornográficos, difusión de material pedófilo y tráfico de drogas, negó los cargos de forma rotunda el primer día del juicio. Su abogado defensor pide su libre absolución. La víctima ratificó a través de videoconferencia que fue agredida sexualmente por parte del hombre y que también sufrió amenazas.

Dos psicólogas del Consell de Mallorca han destacado hoy ante el tribunal de la sección primera que el testimonio del perjudicado "es altamente creíble". Según su versión, su declaración cumple con los criterios de validez. "El menor no gana nada con su relato, no obtiene ningún beneficio. Todo son pérdidas de coste emocional", han apuntado. Las dos peritos han manifestado que el sospechoso era "una figura de referencia" tanto para la víctima como para su madre. Por ello, el perjudicado "se sentía atrapado", "no podía hacer otra cosa", ya que el acusado le amenazaba con hacer daño a su hermana y a su progenitora. Las especialistas han indicado que el relato del adolescente era dificultoso, pero creíble, coherente, consistente y plagado de detalles. "El menor tenía sentimiento de culpa, de vergüenza, estaba muy amenazado", han destacado las psicólogas, que han recordado que el adolescente les contó las prácticas sexuales a las que se vio sometido por parte del procesado.