Los ladrones más desaprensivos y carentes de todo tipo de escrúpulos aprovecharon el desastre en el Port d'Andratx para llenarse los bolsillos. Las lujosas embarcaciones hechas añicos el sábado por la violencia del oleaje se convirtieron en un botín muy asequible. En la mañana de ayer, muchos propietarios comprobaron con estupor que les habían desvalijado.

Un deslumbrante yate de 34 metros de eslora fue empotrado contra el hormigón por la fuerza de las olas. También quedó hundido un catamarán de 16 metros. Pero el que peor suerte corrió fue un velero de 12 metros. La embarcación quedó destrozada al ser lanzada contra las rocas.

Desde primera hora de la mañana de ayer, una brigada de Ports de Balears se dedicó a limpiar tanto la tierra firme del puerto como el agua del mar de todo tipo de objetos que pudieran representar un peligro para viandantes y navegantes.

Panorama desolador

Las labores de acondicionamiento se prolongaron durante buena parte de la jornada. El panorama desolador convirtieron el sábado el Pott d'Andratx en un lugar difícilmente reconocible. A los barcos destrozados se sumaron las palmeras arrancadas de cuajo y la infinidad de basuras esparcidas por doquier. El personal de limpieza trabajó a destajo hasta que por fin logró acondicionar el puerto.