Panorama dantesco en el Port d´Andratx. El temporal marítimo, con olas de hasta seis metros, y las intensas rachas de esta madrugada, de casi 100 kilómetros por hora, han dejado un paisaje desfigurado y un balance de dos yates hundidos, uno de ellos completamente y el otro con gravísimos desperfectos en todo el costado de estribor, además de tres palmeras arrancadas de cuajo y todo el paseo portuario que rodea la ensenada natural llena de desperfectos y cubierta de piedras, tierra, algas, basura y escombros que las olas han expulsado del mar. Milagrosamente no ha habido que reseñar daños personales.

A las dos de la madrugada la fuerza del viento y las olas no encontraron sufienciente resistencia en un yate de casi 30 metros de eslora amarrado en uno de los pantalanes principales del Club de Vela. Ni los esfuerzos del personal del puerto ni los de su patrón por mantener el buque amarrado al dique fueron suficientes.

Las fuertes rachas arrancaron el lujoso barco de recreo del puerto y acto seguido lo empotraron de costado contra el hormigón, abriéndole una enorme vía por encima de la línea de flotación de la altura de un coche y de una longitud que casi recorre por completo de proa a popa toda su eslora. Con la proa totalmente hundida y en un complicado equilibrio conseguido con amarras, el buque se mantiene ahora en el Club de Vela custodiado, después de haber asegurado toda su carga de combustible para evitar el vertido al mar. El otro barco, de un tamaño mucho menor y de casco tipo catamarán, se hundió también por los efectos del temporal, pero en el costado contrario del puerto, al romper sus puntos de amarre de la cubierta y golpearse contra el pantalán, aunque este último extremo no ha sido confirmado.

Los residentes no se creían esta mañana todo que veían, la transformación del entorno por la fuerza del mar en cuestión de unas pocas horas: desde las dos de la madrugada hasta pasadas las doce, el tiempo en que el temporal atacó con más virulencia. El viento amainó un poco pasado el mediodía, pero gran parte del paseo fue precintado por el Ayuntamiento por seguridad. Frente al Café Capuccino, un pequeño muro de piedra se derrumbó; el puerte que cruza el torrente tuvo que ser clausurado; el paseo peatonal al Club de Vela y el aparcamiento anexo estaban cubiertos de tierra, piedras de considerable tamaño y todo tipo de basura, y la carrera de primera línea que conduce a sa Mola apereció llena de grandes cantidades de tierra y algas.