La palabra del día en la calle Oms fue 'milagro'. "Si esto hubiera pasado en fiestas como Sant Sebastià o la procesión de Jueves Santo, que está todo lleno de gente, habría sido una desgracia muy grande con muertos", aseguraba Mateu Martorell, propietario del bar Can Vinagre. Los grandes bloques de piedra amontonados a la puerta de su local avalaban esta teoría. "Ha sonado como una bomba. Un estruendo enorme. Ha sido un milagro que no haya matado a nadie", añadía Francisco, camarero de un bar cercano.

Martorell, de 77 años, recordaba que cuando se desplomaron los balcones estaba detrás de la barra de su local. "He oído un ruido muy grande y he salido corriendo. Fuera estaba Jordi, el camarero, pero por suerte solo le ha dado un poco en la cabeza y una pierna. Si lo pilla... Ha sido un susto muy grande", explicó. Otro empleado del establecimiento, Martin Antala, rememoraba la incertidumbre inicial. "No sabíamos si había alguien aplastado. Mi compañero estaba fuera y las piedras le han dado. Estaba en shock, pero no tiene nada grave", aseguró.

Francisco estaba en la terraza de un bar, a apenas 20 metros del lugar del derrumbe, cuando escuchó el estruendo. "Había seis o siete personas fumando en la puerta de Can Vinagre. Como el primer balcón que ha caído ha sido del tercer piso, les ha dado tiempo a salir corriendo y no les ha pillado. Ha sido un milagro que no haya matado a nadie", explicaba este testigo.

Cuando se produjo el derrumbe, una de las vecinas de la segunda planta estaba en su casa. Al oír el estruendo corrió a asomarse al balcón, uno de los que había cedido, para ver lo ocurrido. "En cuanto ha abierto la puerta de la terraza le hemos gritado que no se asomara. Se podía haber caído ella también", relataba un testigo.

Varios residentes en la zona recordaban que el balcón derrumbado de la tercera planta había sido reformado hace algo más de un año. Al parecer, la falta de una canal para desviar la lluvia hizo que esa terraza absorbiera una gran cantidad de agua y se deteriorara a pasos agigantados. El oficial de los Bombers de Palma Luis Ortega confirmó que el balcón donde comenzó el derrumbe estaba ennegrecido por la humedad y apuntó a las intensas lluvias registradas en las últimas semanas como uno de los factores que propiciaron el siniestro.