Media docena de personas fumaban ayer a las puertas del bar Can Vinagre, en el corazón de la calle Oms de Palma, cuando un fuerte estruendo sonó sobre sus cabezas, amenazadas por una lluvia de grandes bloques de piedra. Los balcones de tres viviendas de la finca cayeron a plomo sobre la entrada del local. Alarmados por el ruido, pudieron correr y ponerse a salvo a tiempo, pero algunos cascotes rebotaron y golpearon en la cabeza y las piernas a un camarero del local, un joven de 20 años. Acabó en el hospital, aunque las heridas eran leves y su vida no corre peligro.

El siniestro, propiciado según creen los bomberos por el mal estado del balcón del tercer piso y las intensas lluvias de las últimas semanas, provocó la clausura del bar y otros dos locales comerciales situados en los bajos del edificio. Estarán cerrados hasta que los propietarios de la finca tomen medidas para garantizar la seguridad.

El derrumbe se produjo poco antes de las once y media de la mañana en el número 31 de la calle Oms, muy concurrida a esa hora. Uno de los balcones de la tercera planta cedió y, en su caída, se llevó por delante las terrazas de los dos pisos inferiores. Los grandes bloques de piedra acabaron a las puertas de Can Vinagre, donde cada año se da inicio a la Revetla alternativa de la cofradía de Sant Sebastià, cuyo pregón se lee precisamente desde el balcón del primer piso.

Las primeras patrullas de la Policía Nacional que llegaron al lugar comprobaron que había una persona herida y solicitaron ambulancias. En cuestión de minutos la calle quedó tomada también por la Policía Local y los Bombers. La víctima, Jordi O., presentaba un traumatismo craneoencefálico leve y varias contusiones en una pierna, por lo que fue trasladada a Son Espases. Los agentes precintaron la calle y decenas de curiosos se agolparon tras las cintas policiales para interesarse por lo ocurrido.

Tres locales clausurados

El edificio, de seis viviendas, fue desalojado, aunque apenas había vecinos en ese momento. Los bomberos sanearon los balcones derrumbados y retiraron los restos que amenazaban con desprenderse. La finca fue revisada también por técnicos municipales, que comprobaron que la estructura no estaba dañada y permitieron el regreso de los vecinos a sus casas. Sí quedaron precintados los tres locales situados en los bajos -el bar y dos tiendas- ante el riesgo de caída del resto de balcones del edificio. Los propietarios del inmueble deberán encargarse ahora de llevar a cabo las obras de reparación. Los operarios de Emaya retiraron los escombros y la calle quedó reabierta hacia la una y media de la tarde.