Un juzgado penal de Palma ha condenado a un hombre a una multa de 1.200 euros por un delito de daños por disparar varias veces desde su casa con una carabina contra el letrero de una sucursal bancaria de las Avenidas el pasado año. Los proyectiles del calibre 22 impactaron en el cartel luminoso de la entidad y causaron desperfectos. Ayer por la mañana, el francotirador, un ciudadano español de mediana edad, reconoció los hechos y se conformó con una pena de ocho meses de multa con una cuota diaria de cinco euros.
Además, la magistrada le impuso una indemnización de 1.220 euros por los daños ocasionados en el logotipo del banco. La juez también acordó el decomiso del arma utilizada, así como de la munición y el silenciador que fueron incautados por los agentes del Grupo de Atracos de la Policía Nacional cuando registraron el domicilio del sospechoso.
Tras confesar los hechos ayer ante la sala en la sede de Vía Alemania en Palma, la magistrada dictó sentencia 'in voce' contra el hombre por un delito de daños.
El acusado actuó a principios del pasado año. Según la versión del fiscal, el 2 de febrero y el 14 de marzo de 2016 efectuó varios disparos desde su vivienda en la calle General Riera de Palma. Los proyectiles impactaron en un cartel luminoso de la sucursal de Banca March situada en la confluencia de la avenida Comte de Sallent y la calle Antoni Marquès. El letrero sufrió desperfectos por valor de 1.220 euros.
El francotirador utilizó una carabina del calibre 22 y la dirigió hacia la entidad bancaria ubicada frente a su casa. Los investigadores de la Policía Nacional descartaron que actuara por algún conflicto con la sucursal. Desde el primer momento, el hombre reconoció los hechos al pasar a disposición judicial. Tras ser detenido, indicó a los agentes que su único objetivo era realizar prácticas de tiro con la escopeta.
En un primer momento, a mediados de marzo de 2016, el Grupo de Atracos también arrestó a un joven de 21 años pero el muchacho fue exculpado y salió libre del procedimiento.
La carabina, los proyectiles y el silenciador casero intervenidos en el domicilio del acusado. POLICÍA NACIONAL
Las pesquisas se iniciaron el pasado 2 de febrero de 2016 cuando los empleados de la oficina bancaria de las Avenidas detectaron que el rótulo luminoso de la fachada no se encendía. Los trabajadores descubrieron unos agujeros en una de las letras del cartel y en principio pensaron que había recibido el impacto de unas piedras. Los responsables de la entidad denunciaron los hechos ante la Policía Nacional.
Los agentes acudieron al lugar y comprobaron que los orificios no eran fruto de pedradas, sino de balazos. La inspección ocular reveló que el letrero había recibido varios impactos de proyectiles del calibre 22.
El Grupo de Atracos realizó varias averiguaciones hasta descartar que los disparos se hubieran realizado desde la calle. Las pruebas recabadas apuntaban a que los tiros se efectuaron desde alguno de los edificios cercanos. Así, los investigadores fueron estrechando el cerco hasta dar con el inmueble, en la calle General Riera, desde el que se pegaron los tiros. Al registrar el domicilio en el que residía el sospechoso, los policías descubrieron la carabina. La Policía detuvo a dos sospechosos, pero solo uno fue inculpado.
